Corazón rebelde

Ficha didáctica de la película Corazón rebelde que forma parte del segundo pack de "Salud en Curso" desarrollado por la Asociación de Prensa Juvenil.
Sinopsis:
Bad Blake es un talentoso cantante de música country destrozado físicamente y con una dura vida. Blake ha pasado por demasiados matrimonios, demasiados años en la carretera tocando en bares de mala muerte y, en casi todas las ocasiones, demasiada bebida. Tras llegar a un lejano pueblo de Texas, Bad conoce a Jean, una joven periodista que trabaja para un periódico local y que tiene un hijo de cuatro años, de la que se enamora y a la que muestra el verdadero hombre que hay detrás del músico y el alcohólico. Bad tiene muchos fantasmas, entre otros un hijo al que hace más de veinte años que no ve.
Temas:
- El alcoholismo.
- Alcoholismo en España.
- Alcoholismo entre los jóvenes.
- El alcohol en el organismo.
Ficha técnica:
Director: Scott Cooper.
Intérpretes: Jeff Bridges, Maggie Gyllenhaal, Robert Duvall y Tom Bower.
Nacionalidad y año: Estados Unidos, 2009.
Duración: 113 min.
Guion: Scott Cooper, basado en la novela de Thomas Cobb.
Música: Stephen Bruton y T. Bone Burnett.
Fotografía: Barry Markowitz.
Montaje: John Axelrad.
Distribuidora: Hispano Foxfilm.
Reflexiones formativas
Corazón rebelde es una película que nos explica la historia de un genial cantante de country al que sus fantasmas internos, su compleja personalidad y, sobre todo, su adicción al alcohol le provocan una caída a los infiernos de la que tarda muchos años en salir. Ésta es una película sobre el miedo, la irresponsabilidad y la incapacidad de asumir y potenciar el talento propio.
Ésta es la historia de Bad Blake, un cantante de country cincuentón que fue toda una celebridad pero que, ahora, sobre todo por culpa del alcohol, se limita a actuar en antros de medio pelo, a lo largo y ancho de Estados Unidos. Durante toda la película le vemos beber, observamos cómo necesita la botella para hacer frente a los múltiples sinsabores que le ha dejado una vida llena de malas decisiones. La historia de Blake, a quien le mantiene vivo únicamente su inmenso talento, es como la de muchas otras personas que caen en las garras del alcohol. Porque el alcohol da la fuerza necesaria para superar las tristezas, permite que muchos sigan con su día a día sin plantearse nada más que conseguir dinero para otra botella; pero también nos lo quita todo, nos convierte en sombras de nosotros mismos y destroza, también, lo poco bueno que tenemos. Aunque siempre hay tiempo para la esperanza.
Y es que el tema no es baladí. En una reciente encuesta se constataba que el 26% de las españoles de entre 18 y 29 años consumía importantes cantidades de alcohol. Entre estas personas, evidentemente, hay un buen número de bebedores sociales, gente cuyas relaciones personales y hábitos de ocio están mediatizados principalmente por el alcohol. Lo verdaderamente preocupante de todo ello no es tanto las consecuencias físicas y psicológicas que tiene el consumo desproporcionado; lo realmente peligroso es que estos hábitos no se consideran algo socialmente peligroso. Vivimos en un mundo en el que beber forma parte de nuestra realidad cotidiana y ello, evidentemente, tiene unas consecuencias. Hoy en día la imagen del alcoholismo ha cambiado. El bebedor ya no es únicamente un ser con las facultades cognitivas y sensoriales afectadas, sino que puede ser una persona que aparentemente lleva una vida absolutamente normal. Eso es lo realmente descorazonador y lo que nos ha de haber pensar sobre el problema. La agresividad, la violencia de género, la baja productividad laboral, los embarazos no deseados, el deterioro neuronal o el envejecimiento prematuro son algunas de las consecuencias del consumo excesivo de alcohol. Los ciudadanos hemos de saber que el abuso de algo que tenemos interiorizado como un hecho social, puede tener unas ramificaciones gravísimas.
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