Alfonso Zapico: «Creo que los formatos digital y papel son perfectamente compatibles»

Alfonso Zapico, dibujante asturiano que actualmente vive en Francia, es el ganador del Premio Nacional de Cómic 2012. Lo hemos entrevistado para dar a conocer diferentes aspectos de su trabajo y de su estilo así como su opinión sobre el premio y sobre las diversas cuestiones de interés relacionadas con la ilustración.
¿Nos gustaría saber si en su infancia las ilustraciones de los cuentos y de los libros le llamaban la atención más que el propio texto?
Cuando era muy niño las ilustraciones eran más importantes, con los años va cogiendo fuerza el contenido, el texto. Hoy me inclino por el equilibrio entre ambos: una buena historia mal dibujada no me llega, y un dibujo hermoso pero vacío no me interesa.
¿Qué le motivó y cuándo se dio cuenta de que quería dedicarse a ilustrar y dibujar?
Quizá lo más importante, más como autor de cómic que como ilustrador, fue la capacidad que tenía de crear una obra que después se imprimiría, distribuiría y llegaría a un número indeterminado de lectores, en cualquier parte del mundo. Es la magia de los libros.
¿Su formación en la escuela de Artes de Oviedo fue decisiva para convertirse en ilustrador?
Fue el camino natural a seguir. En la Escuela de Arte conocí esa otra parte menos práctica (la del mundo del diseño, la historia de la imagen, la tipografía, la comunicación…) que me han ayudado a construir poco a poco mi marca de autor.
¿Cómo ha sido su participación en talleres de ilustración en centros educativos dentro del Principado de Asturias? ¿Es indicativo de una faceta pedagógica de su persona?
Me gusta mucho participar en talleres cuando tengo oportunidad. Por un lado dejo la mesa de dibujo, la labor solitaria de a diario, y me junto con alumnos, con estudiantes. Son momentos donde se comparte una labor creativa, y tanto ellos como yo aprendemos algo interesante.
Es de la literatura
de donde saco las preguntas que me hago
en mis historias, ahí tengo la fuente
de mis reflexiones
¿Qué nos puede contar de esas experiencias pedagógicas?
Es un ejercicio de creación que me encanta. No es necesario ser ilustrador profesional para crear una historia, sólo es necesaria un poco de sensibilidad y ganas de contarla, y eso casi todo el mundo lo tiene.
¿Cómo se siente usted cuando realiza ese tipo de actividades? ¿Recuerda alguna anécdota que nos pueda contar?
Hay muchas. En Francia he probado con un taller de ilustración muy interesante, doy ocho personajes a los niños para que construyan una historia en 6 viñetas. ¡Y es increíble cómo la imaginación lleva a cada uno por un camino diferente!
¿Qué autor o autores le sirvieron de referencia?
Soy hijo de Ibáñez, Escobar y Jan, como casi todo el mundo de mi generación aquí. Luego he leído Hergé, Goscinny y Uderzo, Franquin y todo el francobelga. Ahora me gustan los franceses de otra quinta, como Davodeau o Baudoin, y el indy americano, como Seth.
¿Cuáles son sus motivaciones a la hora de iniciar un nuevo trabajo gráfico?
Cada libro tiene un origen diferente, casi todos tienen un espíritu de reflexión y autorreflexión. Son preguntas hechas libro, sobre política, religión, sobre el propio ser humano y su lugar en el mundo, sobre el arte y la rebeldía.
¿Ha sido difícil abrirse camino en el mundo de la ilustración desde que se inició hasta el momento actual?
Es una carrera de fondo, con muchos sinsabores, con muchas decepciones, pero que da a cambio muchos momentos gratificantes si se mantiene la cabeza fría y cae algo de suerte. Es un trabajo vocacional, con lo que implica.
¿Qué rasgos cree que definen su estilo?
Diría que mi estilo de dibujo es suelto, bastante libre, detallado en cuando a la documentación de escenarios y de una narrativa sencilla. Como autor, siempre es mejor que te definan los lectores.
¿En su obra qué reconoce como más influyente: el cine, la literatura o las obras pictóricas?
Sobre todo, en la literatura. Es de la literatura de donde saco las preguntas que me hago en mis historias, ahí tengo la fuente de mis reflexiones. El dibujo es simplemente mi lenguaje natural para compartirlas con los demás.
¿Qué diferencia ve usted entre cómic y novela gráfica? ¿En cuál de los dos géneros se encuentra más cómodo?
Yo creo que la novela gráfica es cómic, no los considero dos géneros independientes. Veo el cómic como un medio, como un lenguaje secuencial. Y veo la novela gráfica como un fenómeno que ha calado recientemente en el mundo editorial de este y otros países, quizá aún difícil de definir o de explicar, pero que evidentemente, es una realidad.
Suponga que vamos a su estudio ¿Qué encontraríamos en su mesa de trabajo?
No tengo casi nada sobre la mesa de trabajo. Mi ordenador, dos libretas con storyboards del último libro, una regla, una taza con rotuladores, una tableta Wacom y un bloc de notas. Dibujo en hojitas pequeñas A4 sobre esta misma mesa, y no necesito grandes medios.
¿Qué ha significado para usted obtener el Premio Nacional de Cómic?
Me ha ayudado mucho. Me ha dado visibilidad, capacidad de trabajar en mis próximos libros, una dosis extra de moral, ha resucitado mis obras anteriores… Ahora depende de mí aprovechar este empujón para trabajar más y mejor.
¿Qué aspectos destacaría en Dublinés su obra premiada?
Es un libro raro si uno ve la cubierta, porque es la biografía de un escritor muy singular. Pero también es una declaración de amor por la Literatura, un viaje por Europa, una aventura humana.
Cómo ilustrador ¿ve futuro al libro electrónico?
Sí, creo que los formatos digital y el papel son perfectamente compatibles. No creo que se produzca ningún drama ni ningún cataclismo editorial.
Soy hijo de Ibáñez,Escobar y Jan,
como casi todo el mundo de mi generación aquí.
Luego he leído a Hergé, Goscinny y Uderzo,
Franquin y todo el mundo francobelga
¿Cuál y cómo es su relación autor-lector?
Intento que sea lo más estrecha posible, aunque no voy a muchos festivales. Pero el cariño que tengo a mis lectores se lo transmito con el trabajo y el esfuerzo que imprimo a cada obra.
¿Su futuro está en Francia, España o en algún otro lugar?
Nadie sabe dónde va a estar dentro de 10 años. Me lo tomo con calma, ahora vivo y trabajo en Francia, estoy a gusto, me gusta el otoño en mi ciudad, me gustan los viñedos y los bosques rojizos. Mantengo la nostalgia en su justa medida, siempre con la ilusión de regresar.
¿Qué le gustaría ilustrar y todavía no ha tenido la oportunidad de hacerlo?
Una historia de piratas. Con mucha aventura, barcos, abordajes, puertos caribeños… Pero la haré algún día, estoy seguro.
