Cyberbullying entre adolescentes y jóvenes portugueses

Comunicación y Pedagogía 297-298. Inclusión y TIC.
Comunicación y Pedagogía 297-298. Inclusión y TIC.

Este estudio, elaborado en el ámbito del proyecto Cyberbullying - Un diagnóstico de la situación en Portugal1, tiene como objetivo contribuir en el diseño de los perfiles de agresores y víctimas ocasionales y frecuentes de ciberacoso entre jóvenes adolescentes en Portugal.

El ciberacoso es un problema actual y emergente en nuestros colegios, desconocido por la gran mayoría de los profesores y por la mayoría de los padres (Parks, 2013) que ignoran estos "nuevos" peligros. Una de las primeras definiciones de ciberacoso ha sido presentada por Willard (2007) que dice que el acoso cibernético es enviar o disponer de material online con intención de perjudicar a los demás, o cuando hay intervención y participación en alguna forma de crueldad social a través de Internet o cualquier otra tecnología digital.

Li (2010), retomando la definición de Willard, enfatiza el uso de las TIC y se refiere al ciberacoso como un comportamiento que va más allá del envío o publicación de texto, donde se recurre también a imágenes perjudiciales y crueles a través de Internet y otros “digital communication devices” (p. 3).

Por otro lado, Ortega et altri (2012) caracterizan el ciberacoso como una forma de acoso que usa tecnologías como el email, el móvil, los mensajes escritos, fotos, mensajes instantáneos, redes sociales y “páginas web personales, con el propósito de hacer daño a otra persona a través de una actitud constante de hostilidad” (p. 342).

La comprensión del ciberacoso está directamente conectada a la tecnología de comunicación utilizada (email, sms, mms, chats, fotos, redes sociales como Hi5 o Facebook, Twitter) (Zych et altri, 2016).

El ciberacoso no tiene unas características estables. La literatura previa (Calmaestra et altri, 2010; Willard, 2007; Pessoa y Amado, 2014) establece los siguientes comportamientos:

  • Manifestación de odio, amenazas, intimidación (Flaming/Threats/Intimidation);
  • Insultos (Bashing);
  • Asedio (Online harassment);
  • Difamación/denigrar (Denigration/Put Down/Misinformation);
  • Ciberpersecución (Cyberstalking);
  • Bofetón alegre (Happy slapping): provoca deliberadamente situaciones de violencia con el fin de grabar en vídeo y divulgar las imágenes por Internet, teléfono móvil, etc.;
  • Revelar secretos/chantajear (Outing/Blackmail);
  • Exclusión (Exclusion);
  • Disimulación/usurpación de identidad (Posing/Masquerable/Identity Theft);
  • Insinuarse o hacerse amigo (Trickery/Posing as a friend);
  • Sexting: enviar mensajes de carácter sexual.

Ante la proliferación de casos detectados en los centros educativos, surge la necesidad de buscar medios formativos que nos ayuden a prevenir este tipo de situaciones problemáticas y de riesgo. Mediante una metodología inclusiva, donde se promueve el aprendizaje basado en la participación e inclusión del alumnado, cada vez son más los centros que optan por aplicar iniciativas o programas para luchar contra la vulnerabilidad de nuestros estudiantes a través del
uso de los dispositivos móviles. No obstante, si bien nuestro propósito es erradicar el ciberacoso, antes debemos estudiar y conocer qué perfiles podemos encontrar en cuanto a víctimas y agresores para posteriormente diseñar nuestros programas formativos.

Asociado a la comprensión del concepto de ciberacoso y de los comportamientos o formas específicas en que el mismo se realiza, ha surgido la preocupación de caracterizar comportamental y psicológicamente a las víctimas, los agresores y los que son simultáneamente una cosa y otra (Hinduja y Patchin, 2009; Olweus, 2000; Willard, 2007).

Caracterización de las víctimas

Los factores de vulnerabilidad con mayor incidencia son: la edad y año de escolaridad, el sexo, la orientación sexual, el ambiente familiar y etnia, algunos rasgos psicológicos y psicosociales –como la falta de amigos.

En cuanto a la edad de los practicantes del ciberacoso, se verifican disparidades relevantes en las investigaciones. Smith et altri (2008) no han encontrado relación. Algunos estudios señalan que la víctima está más expuesta a ciberacoso durante la adolescencia (Hinduja y Patchin, 2009; Patchin e Hinduja, 2010) y que después de este periodo la exposición disminuye (Bauman, 2010). Contrariamente, Slonje y Smith (2008) concluyen que el porcentaje de víctimas es menor entre estudiantes de los 15 a los 18 años, mientras es mayor entre los más jóvenes (12 a 15 años).

Sobre el sexo, la investigación previa no ha encontrado conclusiones consensuadas en los distintos estudios. Por ejemplo, según Smith et altri (2008) e Hinduja y Patchin (2009), las chicas tienen mayor tendencia a estar involucradas en situaciones de ciberacoso (más que en acoso directo) sea como víctimas, sea como agresoras; esto puede encontrar justificación a través de la tendencia de las chicas a implicarse en agresiones de carácter emocional más que físico. Sin embargo, para Wang (2013) esta inclinación se verifica en edades menores; aún así, según el mismo autor, al crecer los chicos pasan a ser más agredidos que las chicas. El estudio de Bauman (2010) indica que las chicas prefieren chats y mensajes instantáneos, mientras los chicos prefieren amenazar online y crear sitios web de odio. De acuerdo con Kowalsky et altri (2008), las chicas se implican más antes de la enseñanza media; después de este periodo se involucran al mismo nivel que los chicos. La orientación sexual de los jóvenes, cuando es diferente de la mayoría, parece ser también un gran factor en la vulnerabilidad, tal como ocurre en el acoso presencial.

En cuanto al ambiente familiar, la investigación es aún poco clarificadora pero es muy probable que este sea también un factor importante, en la medida en que se revela una relación inversa entre el clima familiar y la supervisión parental y las prácticas de acoso (Bauman, 2010). Los niños de familias monoparentales parecen más expuestos a la victimización (Sourander et altri, 2010).

Finalmente, son variados los factores de orden psíquico y psicosocial que pueden considerarse predictores fundamentales de victimización. En general, en las víctimas se verifica un elevado nivel de ansiedad social y baja autoestima (Kowalski et altri, 2008; Patchin y Hinduja, 2010). Del Barrio (2013) confirma que los jóvenes con problemas de naturaleza afectiva están frecuentemente expuestos a la víctimización. Según Vandebosch y Cleemput (2009), Sourander et altri (2010) y Sahin et altri (2012), las víctimas de ciberacoso crean más comportamientos depresivos hostiles, son más dependientes de Internet, se sienten menos populares y se arriesgan más con el uso de Internet. Este último aspecto es también relevante para la relación entre victimización y el tipo de tecnología usada. Ybarra y Mitchel (2004) han concluido que las víctimas tienden a usar más que los jóvenes no-víctimas, los mensajes instantáneos, blogs y chats. El estudio de Willard (2007), a su vez, revela que los que están conectados a redes sociales (Social Network Sites, SNS) son más vulnerables a la victimización. Bauman (2010) considera que, debido a su dependencia de Internet, las víctimas soportan mejor las agresiones a las que están expuestas que la posibilidad de estar desconectado de las tecnologías. Esto tal vez sea un factor explicativo de su silencio, ya que tienen miedo de que les sean retirados los medios de acceso. También las víctimas de acoso tienen mayor tendencia a ser víctimas de ciberacoso (Sourander et altri 2010). Sin embargo, el sentimiento de inseguridad de las víctimas es más intenso en ocasiones de ciberacoso “también porque el entorno del ciberacoso, siendo muy reciente, muchas personas no saben cómo poner término a la victimización” (Sourander et altri, 2010).

Caracterización de los agresores o bullies

Li y Beran (2005) han verifi cado que los agresores de acoso tienden a ser también cyber-agresores y cyber-víctimas. Los agresores son caracterizados como niños y jóvenes mal adaptados desde un punto de vista psico-social (bajo nivel de comportamientos pro-sociales), con baja autoestima e hiperactividad (Patchin y Handuja, 2010; Sourander et altri, 2010; Vandebosch y Cleemput, 2009). La disposición para el vandalismo, robo, consumo de tabaco y alcohol, escaparse del colegio y otros actuaciones de riesgo son también confirmadas (Pandori, 2013). Parece existir una fuerte asociación entre ser víctima (incluso en entorno presencial) y ser, posteriormente, agresor vía Internet o móvil (Vandebosch y Cleemput, 2009; Sourander et altri, 2010). Bauman (2010) verifi có que la mayoría de los implicados en ciberacoso han sido también víctimas de acoso o agresores en el acoso presencial. Parece que las víctimas de acoso presencial ven en el anonimato, facilitado por las tecnologías, una forma de venganza de sus agresores (Ybarra y Michel, 2004); Sourander et altri (2010) confirman esta hipótesis sobre todo en las chicas. Es el grupo con más problemas psiquiátricos y psicosomáticos, con fuerte inclinación para la depresión, ansiedad y estrés (Sourander et altri, 2010). De acuerdo con el estudio de Vandebosch y Cleemput (2009) las víctimas-bullies se caracterizan por su falta de interés escolar, baja autoestima, y comportamientos problemáticos tales como vandalismo, choques con la policía, asaltos, robos, consumo de alcohol y tabaco.

Pese todas estas verificaciones existe todavía una deficiencia en estudios centrados en el perfil de los agresores y víctimas de ciberacoso (Wang, 2013). La presente investigación se centra en este tema.

El estudio en Portugal

En este trabajo y teniendo en cuenta el amplio campo de objetivos que el proyecto Ciberacoso – Un diagnóstico de la situación en Portugal se propone alcanzar, pretendemos dar a conocer algunos de los resultados obtenidos que posibilitan contribuir a una comprensión de las dimensiones relevantes para la caracterización, de forma general, del perfil de agresores y víctimas de ciberacoso.

De este modo, después de una distinción entre agresores y víctimas ocasionales y frecuentes, se pretende, por un lado, identificar los medios y las formas de expresión asociados a los comportamientos de victimización y de agresión ocasionales y frecuentes y, por otro lado, comprender los motivos y sentimientos más importantes.

Metodología

El trabajo que aquí se presenta se integra en un estudio descriptivo más amplio desarrollado en cuatro fases:

a) Estudios piloto, a través de un cuestionario de respuestas abiertas a cerca de 350 alumnos de las regiones/de las ciudades de Lisboa y de Coimbra de 60, 80 y 110 (correspondiente en España a Sexto de Primaria, 2º de ESO y 1º de Bachillerato);

b) Análisis de contenido de las respuestas del estudio piloto (Amado et altri, 2012);

c) Construcción, del cuestionario de diagnóstico de ciberacoso/cyberbullying (QDC);

d) Estudio más amplio, con cuestionario de respuestas mixtas, del que presentamos parte, donde se han seleccionado 23 grupos escolares distribuidos por nueve, de los dieciocho distritos de Portugal continental.

Participantes

Se observan alumnos de segundo y tercer ciclo de Enseñanza Primaria y Secundaria Obligatoria.

El tipo de muestra usada es no probabilística, habiendo sido la selección en función de la accesibilidad y del objetivo de representar distintos colegios y regiones del país.

La edad de los jóvenes seleccionados, alumnos de 60, 80 y 110 (correspondiente en España a Sexto de Primaria, 2º de ESO y 1º de Bachillerato), coincide con el periodo de adolescencia considerado por la literatura como el de mayor vulnerabilidad al fenómeno. La muestra final de participantes en el estudio es de 3.525 alumnos, siendo 1.125 de Sexto de Primaria (592 chicos y 529 chicas), 1.217 de 2o de ESO (588 chicos y 628 chicas) y 1.172 de 1o de Bachillerato (496 chicos y 676 chicas)2.

Instrumento

El Cuestionario del Ciberacoso (Questionario Diagnóstico de Cyberbullying (QDC)), de auto-respuesta, fue elaborado en base a dos elementos: análisis de contenido de las respuestas dadas en el cuestionario utilizado en la fase piloto (Amado et altri, 2012) y teniendo como referencia el cuestionario desarrollado por Ortega et altri, 2007. Tiene cuatro grandes secciones: a) el uso de las TIC: equipo personal y su nivel de utilización por los jóvenes; b) situaciones de victimización: características, comportamientos, tecnología usada, sentimientos, reacciones; c) situaciones de agresión: características,
comportamientos, tecnología usada, sentimientos, reacciones; y d) opinión: a quién debe pedir ayuda en una situación de ciberacoso. El cuestionario termina con las escalas del ambiente familiar y del ambiente escolar. Después de obtenidas las autorizaciones del
Ministerio, Direcciones y Encargados de Educación, la aplicación del cuestionario se ha hecho asegurando la confidencialidad y el anonimato. El análisis de los datos se ha realizado con el apoyo de la versión 20.0 del SPSS (Statistical Package for te Social
Sciences
).

Resultados

Sobre el perfil de las víctimas

Cuestionados sobre si alguna vez, durante el último año, han sido víctimas de ofensas, difamaciones, amenazas, persecuciones, por parte de alguien, a través de móvil o Internet, el 7,6% (N=267) de los sujetos han contestado que sí. En la Tabla 1 se expone la frecuencia de esa victimización:

Tabla 1. Frecuencia de victimización.
Tabla 1. Frecuencia de victimización.

Se verifica un porcentaje más reducido (2,6%) de alumnos sujetos a victimización frecuente, es decir, de una vez al mes hasta todos los días (Tabla 1).

Para propósitos de análisis, y teniendo como objetivo la diferenciación de las víctimas de ciberacoso en función de la frecuencia de agresión sufrida, hemos considerado, en este estudio, que, declarándose los participantes como víctimas 1 a 4 veces al año, se trata de victimización ocasional; mientras que en el caso de que los participantes se declaren víctimas una o más veces al mes, consideramos que se trata de victimización frecuente o grave. En base a esta clasificación nuestro objetivo será el de conocer, con mayor profundidad, las víctimas de ciberacoso frecuente, comparándolas con las víctimas de ciberacoso ocasional.

Tabla 2. Víctimas ocasionales y frecuentes en función del sexo y del año de escolaridad.
Tabla 2. Víctimas ocasionales y frecuentes en función del sexo y del año de escolaridad.

En la Tabla 2 se presenta la caracterización de las víctimas de ciberacoso ocasional y frecuente, teniendo en cuenta el sexo y el año de escolaridad.

Se verifica un mayor porcentaje de víctimas del sexo femenino que del sexo masculino, habiéndose encontrado igualmente diferencias relativas al año de escolaridad, (en 1º de Bachillerato la tasa de victimización es superior; Matos et altri, 2014). Sin embargo, cuando analizamos los porcentajes de víctimas ocasionales y frecuentes en función del sexo, usando el test χ2, los resultados no revelan diferencias estadísticamente significativas (χ2 = .525; p > .05).

En relación al año de escolaridad, cuando comparamos los porcentajes de víctimas ocasionales y frecuentes en los tres años considerados, usando el mismo test χ2, se verifica que la prevalencia del ciberacoso frecuente disminuye con el año de escolaridad siendo menor en 1o
de Bachillerato (45,9%, 36,7% y 25,4%, en 60, 2º de ESO y 1º de Bachillerato, respectivamente), (χ2 = 8.29; p < .05).

El uso de Internet aparece en la literatura como un factor de riesgo en lo que concierne el desarrollo del ciberacoso, hemos investigado la frecuencia con que las víctimas usan Internet y verificado si existen diferencias entre las víctimas ocasionales y víctimas frecuentes.

Los porcentajes más elevados se sitúan en las opciones de respuesta que indican mayor frecuencia de utilización. Se utilizó el test de Mann-Whitney para examinar posibles diferencias significativas entre los dos grupos de víctimas (Mann-Whitney U = 7830, Z = -.250, p = .802). Los resultados no han revelado diferencias significativas entre los dos grupos de víctimas.

Tabla 3. Medios utilizados en el ciberacoso ocasional, N = 86*, frecuente, N = 172**.
Tabla 3. Medios utilizados en el ciberacoso ocasional, N = 86*, frecuente, N = 172**.

Cuando se comparan las víctimas (N=267) con los participantes que declararon nunca haber sido víctimas, se verifica que los participantes víctimas de ciberacoso (M = 4.32, DP = .86) usan el Internet con más frecuencia que los participantes que nunca han sido víctimas (M = 4.06, DP = .99), (Mann-Whitney U = 495790, Z = 4.50, p < .001).

Con el objetivo de caracterizar los tipos de ciberacoso a los que las víctimas han estado expuestas, teniendo en cuenta los medios utilizados, presentamos en la Tabla 3 los resultados encontrados para los grupos de víctimas ocasionales y frecuentes.

Las páginas web, incluso redes sociales como hi5 y Facebook, son los medios más mencionados (Tabla 4) por las víctimas de ciberacoso, sea por las víctimas ocasionales (47,7%), sea por las víctimas frecuentes (51,2%); seguidos por los SMS (37,8% y 47,7%, respectivamente), las llamadas telefónicas (31,4% y 36%, respectivamente) y los chats, mencionados por un elevado porcentaje de víctimas frecuentes (34,9% contra 14,5 de
las víctimas ocasionales, χ2 = 14.15; p < .001).

Tabla 4. Tipos de ciberacoso - Comportamientos.
Tabla 4. Tipos de ciberacoso - Comportamientos.

La tipología de comportamientos de ciberacoso de que las víctimas dicen ser objeto se observa en la Tabla 4.

En la Tabla 4 se observa que los comportamientos de ciberacoso mencionados por la mayoría de las víctimas son el envío de mensajes con ofensas, insultos y calumnias (73,3% víctimas frecuentes y 62,1% víctimas ocasionales), el envío de mensajes de escarnio (71,1% víctimas frecuentes y 45,2% víctimas ocasionales) y divulgación de rumores (68,9% víctimas frecuentes y 54,2% víctimas ocasionales).

  • Sentimientos de las víctimas
Tabla 5. Sentimientos - ocasional, N = 174*, frecuente, N = 86**
Tabla 5. Sentimientos - ocasional, N = 174*, frecuente, N = 86**

Los sentimientos experimentados por el grupo de víctimas de agresión frecuente y por el grupo de víctimas de agresión ocasional se recogen en la Tabla 5.

Tristeza, ganas de venganza, rabia, humillación y el miedo son los sentimientos más  mencionados por las víctimas de ciberacoso ya sea ocasional o frecuente. Un porcentaje más elevado de víctimas frecuentes declaran haberse sentido solas e indefensas (χ2 = 9.54, p < .01) y que han sentido desesperación (χ2 = 6.27, p < .05), o ganas de huir (χ2 = 5.60, p < .05), ganas de no ver a nadie (χ2 = 4.20, p < .05) y humillación (χ2 = 3.28, p = .05). Por otro lado, el sentimiento de indiferencia está más presente entre las víctimas ocasionales (χ2 = 4.97, p < .05).

  • Motivos de los agresores desde el punto de vista de las víctimas
Tabla 6. Motivos - ocasional, N = 173*, frecuente N = 185*
Tabla 6. Motivos - ocasional, N = 173*, frecuente N = 185*

Se han cuestionado las víctimas sobre los motivos de los agresores (Tabla 6).

Diversión, envidia, inmadurez, falta de respecto y los celos son algunos de los sentimientos mencionados por la mayoría de las víctimas. Se verifica que sólo existen diferencias estadísticamente significativas, víctimas frecuentes y ocasionales, en tres motivos señalados: falta de respeto por mi (χ2 = 3.60, p < .05), para divertirse (χ2 = 6.43, p < .01) y por no caer bien (χ2 = 11.21, p = .001). Son las víctimas frecuentes que mencionan más a menudo este motivo de agresión.

Sobre los agresores

Tabla 7. Frecuencia de agresión.
Tabla 7. Frecuencia de agresión.

De los 3.525 participantes el el estudio, el 3,9% de los jóvenes se ha declarado como agresores de ciberacoso.

Para propósitos analíticos hemos considerado que, cuando los participantes declaran haber sido agresores 1-4 veces al año (Tabla 7), se trata de agresión ocasional, mientras que los participantes que se han declarado como agresores una o más veces al mes, son considerados frecuentes o graves.

Se presenta una caracterización de los agresores ocasionales y frecuentes según sexo y año de escolaridad (Tabla 8).

Se verifica un porcentaje más elevado de agresores del sexo masculino, así como de 1º de Bachillerato (Matos et altri, 2014). Los análisis χ2 revelan que no existen diferencias estadísticas significativas en relación al sexo ni al año de escolaridad.

Tabla 8. Agresores ocasionales y frecuentes, en función del sexo y del año de escolaridad.
Tabla 8. Agresores ocasionales y frecuentes, en función del sexo y del año de escolaridad.

Es interesante estudiar las frecuencias de utilización de Internet por los agresores ocasionales y los frecuentes. Los porcentajes más elevados se han encontrado en la mayor frecuencia de utilización, sea en el grupo de los agresores (varias veces a la semana, 29% y todos los días, 60,1%), sea en el grupo que nunca practicó el ciberacoso (varias veces a la semana, 38,9% y todos los días 38,3%).

Los agresores (M = 4.41, DP = .92) usan Internet de forma más frecuente que los no agresores (M = 4.06, DP = .98), (Mann-Whitney U = 285404.5, Z = 4.971, p < .001).

Los resultados no han revelado diferencias significativas entre los dos grupos de agresores (Mann-Whitney U = 2411.5, Z = -.978, p = .328) relativas a la frecuencia de utilización de Internet.

Tabla 9. Medios utilizados en el ciberacoso - ocasional, N = 85*, frecuente N = 46**
Tabla 9. Medios utilizados en el ciberacoso - ocasional, N = 85*, frecuente N = 46**

Con el objetivo de caracterizar los tipos de ciberacoso practicado y teniendo en cuenta los medios utilizados, presentamos en la Tabla 9 los resultados encontrados para los grupos de agresores ocasionales y frecuentes.

Las redes sociales son los medios más mencionados por los agresores ocasionales (47,7%) y por los agresores frecuentes (47,8%) (Tabla 9). Siguen los SMS (36,5% y 32,6%, respectivamente) y los chats, que son mencionados más por los agresores frecuentes (32,6%) que por agresores ocasionales (15,3%) (χ2 = 5.32; p < .05). Estos datos son similares a los datos obtenidos relativos al perfil de las víctimas analizado.

Tabla 10. Tipos de ciberacoso - Comportamientos de los agresores.
Tabla 10. Tipos de ciberacoso - Comportamientos de los agresores.

Se presenta en la Tabla 10, los datos relativos al tipo de comportamientos de ciberacoso manifestado por los agresores.

Los comportamientos de ciberacoso más mencionados por los agresores son el envío de mensajes de escarnio (72,5% agresores frecuentes y 55,2% agresores ocasionales), el envío de mensajes con ofensas, insultos y calumnias (54,9% agresores frecuentes y 32,2% agresores ocasionales), excluir de un grupo online (45,1% agresores frecuente y 23% agresores ocasionales), revelar secretos o informaciones sobre la vida privada (29,4% agresores frecuentes y 14,9% agresores ocasionales) y divulgar rumores (25,5 agresores frecuentes y 20,7% agresores ocasionales).

  • Sentimientos de los agresores

En lo que se refiere a los sentimientos experimentados por los agresores ocasionales y frecuentes, sus respuestas pueden consultarse en la Tabla 11.

Tabla 11. Sentimientos - ocasional, N = 83*, frecuente, N = 47**
Tabla 11. Sentimientos - ocasional, N = 83*, frecuente, N = 47**

Los sentimientos más mencionados por los agresores frecuentes son la satisfacción, el alivio, la indiferencia y la diversión (Tabla 11). En el caso de los agresores ocasionales, los sentimientos más mencionados son igualmente la satisfacción, el alivio y la indiferencia. Se procedió al análisis de las diferencias entre los dos grupos de agresores en lo que se refiere a los sentimientos usando el test χ2. Los resultados revelan un porcentaje más elevado de agresores frecuentes que declaran sentir placer (χ2 = 4.41, p < .05). Las respuestas “Me he sentido enfadado(a) conmigo” (χ2 = 3.81, p < .05), así como “Me he arrepentido” (χ2 = 8.47, p < .01) han sido seleccionadas por un mayor porcentaje de agresores ocasionales que de agresores frecuentes.

  • Motivos de los agresores
Tabla 12. Motivos - ocasional, N= 83*, frecuente, N= 47**
Tabla 12. Motivos - ocasional, N= 83*, frecuente, N= 47**

Los agresores han sido preguntados sobre los motivos que los llevaron a practicar el ciberacoso. Sus respuestas están disponibles en la Tabla 12.

“Por broma” ha sido la respuesta más mencionada por los agresores frecuentes (36,2%) y por los ocasionales (33,7%). Diversión, aburrimiento, no tener nada que hacer y “él\ella no me gusta” siguen siendo los motivos más mencionados por los agresores frecuentes. En el caso de los agresores ocasionales, los motivos más señalados, además de broma, han sido el divertimiento, la venganza y aun “él\ella no me gusta”. Se han encontrado diferencias estadísticamente significativas solamente en dos motivos: “Por estar aburrido” y “Por venganza”. Son los agresores frecuentes que seleccionan el motivo “Por estar aburrido(a)” (χ2 = 7.20, p < .01), mientras la venganza es mencionada por un mayor porcentaje de agresores ocasionales (χ2 = 6.07, p = .01).

Discusión y conclusión

Este estudio se pensó como contribución a la caracterización de los perfiles de las víctimas y de los agresores entre los jóvenes portugueses. Pese haberse identificado una prevalencia de 7,6% de victimización –incidencia baja con respecto a la media europea de 10% (McGuckin et altri, 2012)– y un porcentaje de 3,9% de comportamientos agresivos –valor aproximado al de los estudios referenciados por Livingstone et altri (2011) relativos a adolescentes de varios países europeos– hemos considerado como criterio diferenciador la percepción que tienen los sujetos de la frecuencia de dichos comportamientos victimarios y variaciones de agresión. De aquí surge la distinción entre agresión ocasional y frecuente, supuestamente más grave.

Con base en este criterio diferenciador, con este estudio hemos caracterizado y diferenciado de modo distinto y contrastable los perfi les de las víctimas y agresores, tanto ocasionales como frecuentes. A pesar del porcentaje más elevado de víctimas del sexo femenino frente al masculino, no hay diferenciación relevante en este aspecto entre víctimas ocasionales y
frecuentes. En lo que se refiere a los agresores globalmente considerados, se verifica un porcentaje mayor del sexo masculino. Sin embargo, las diferencias no son significativas en relación al sexo entre agresores ocasionales y frecuentes. Otros estudios que no consideran la diferencia entre agresores ocasionales y frecuentes, muestran resultados contradictorios
en relación a la variable del sexo. En ciertos estudios podemos analizar un porcentaje más elevado de agresores del género masculino, que agresores del género femenino (Li, 2006; Slonje y Smith, 2008). Mientras que en otros estudios los resultados no transmiten una diferencia signifi cativa entre los agresores de distintos géneros (Patchin y Hinduja, 2010; Smith et altri, 2008).

En relación al año de escolaridad, a pesar de que generalmente la tasa de victimización sea superior en primero de Bachillerato, algunos estudios revelan que ser un agresor de ciberacoso es un riesgo que aumenta para alumnos mayores y menor para alumnos menores (Smith et altri, 2008). En lo que se refiere a los agresores no se han verificado diferencias significativas en los tres años aquí considerados.

En términos de utilización de Internet no se verifican diferencias entre las víctimas de ciberacoso ocasional y frecuente, aunque en general las víctimas usan y recurren más a Internet que las que nunca fueron víctimas. Estos resultados son coherentes con los de Smith et altri (2008) que sugieren la utilización de Internet como un factor de riesgo de ciberacoso.

En cuanto a los agresores frecuentes, se constata que recurren a Internet más que los agresores ocasionales, no existen diferencias significativas de tiempo de utilización entre los agresores ocasionales y los agresores frecuentes. Específicamente las redes sociales como Facebook son los medios más referidos por las víctimas de ciberacoso.

En lo que concierne a los sentimientos y emociones: la tristeza, la voluntad de venganza, la rabia, la humillación y el miedo, son los sentimientos más referidos por las víctimas de ciberacoso. En cuanto a las víctimas ocasionales, se encuentra más a menudo el sentimiento de indiferencia (como el más significativo), mientras que en las víctimas frecuentes los sentimientos de soledad e impotencia son los más recurrentes.

De hecho, como menciona y Souza (2016), la tristeza es la emoción, no activa, más presente en las víctimas seguida de la rabia y la voluntad de venganza. En los agresores frecuentes y ocasionales se verifican sentimientos de satisfacción, relajamiento, placer, indiferencia y diversión.

En relación a los agresores, hay un mayor porcentaje, significativamente mayor, de agresores frecuentes que declaran haber sentido placer y de agresores ocasionales que se sienten enfadados con ellos mismos y también arrepentidos. Para los agresores ocasionales, el motivo más mencionado es la diversión. Analizadas las diferencias entre los motivos de los agresores frecuentes y ocasionales, hemos constatado que son los agresores frecuentes los que selecionan, de forma significativamente mayor, el motivo de aburrimiento, mientras la venganza es referida por un mayor porcentaje de agresores ocasionales.

Las redes sociales son el medio privilegiado para la agresión y victimización, siendo el chat el vehículo de repetición de mensajes con ofensas, insultos, calumnias y mensajes de burla, coincidiendo con los resultados de otros estudios (Garcia, 2016). Es a través de la utilización diaria de Internet que las diferencias se expresan con mayor intensidad entre los jóvenes que se dicen agresores. Estos comportamientos ocurren con bromas y diversión por parte de los agresores frecuentes que así se complacen de la situación, mientras las víctimas frecuentes se sienten solas e indefensas.

Esta investigación tiene algunas limitaciones que resultan, principalmente, del proceso no aleatorio de definición de la muestra que, a pesar de ser grande, no permite realizar generalizaciones; y, por otro lado, la complejidad y la naturaleza del fenómeno requiere, para una mejor comprensión/para una comprensión más profunda, un estudio de naturaleza más cualitativa.

Importa llamar la atención sobre la necesidad de supervisión en la utilización de las redes sociales, por los riesgos que acarrea la (mala) utilización de los chats y de la comunicación simultánea en la cual fácilmente, por diversión o aburrimiento, se insulta y
ofende. En estos casos las víctimas frecuentemente se sienten solas e indefensas.

Notas:
  1. Este proyecto, que integra investigadores de las Universidades de Coimbra y de Lisboa es financiado por el Programa Operacional Temático Factores de Competitividad (COMPETE) y subvencionado por el Fondo Comunitario Europeo FEDER (Ref. PTDC/CPE-
    CED/108563/2008). Las conclusiones y opiniones expresadas son de la exclusiva responsabilidad de sus autores.
  2. Las variables sexo y año de escolaridad presentan 5 y 11 casos omitidos respectivamente.
Bibliografía:
  • AMADO, J.; FREIRE, I.; MATOS, A.; VIEIRA, C. y PESSOA, T. (2012). “O cyberbullying e a escola: uma análise da situação em Portugal”. En Actas del III Coloquio Luso–Brasileiro de
    Sociología de la Educación, Río de Janeiro, 25-27 de julio de 2012.
  • BAUMAN, S. (2010). “Cyberbullying in a Rural Intermediate School: An Exploratory Study”. En The Journal of Early Adolescence, Vol. 30 (nº 6), pp. 803-833.
  • CALMAESTRA, J.; DEL REY, R.; ORTEGA, R. y MORA-MERCHÁN, J.A. (2010). “Introdução ao cyberbullying”. En JÄGER, T. (Ed.). “Agir contra o Ciberacoso”. Landau in der Pfalz (Alemania): Verlag Empirische Padagogik.
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Autor: Teresa Pessoa

Teresa Pessoa es Profesora Titular de la Facultad de Psicología y de Ciencias de la Educación de la Universidad de Coimbra. Coordinadora del equipo portugués en un proyecto europeo sobre el ciberbullying. Miembro del grupo de investigación Le@D.


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Autor: Armanda Matos

Armanda Matos es Profesora en la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad de Coimbra e investigadora en el Centro de Estudos Interdisciplinares do Século XX (CEIS20). Ha participado en proyectos de investigación nacionales e internacionales sobre temas relacionados con los desafíos sociales y educativos a través de los medios digitales.


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Autor: Joao Amado

Joao Amado es Profesor Titular jubilado de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad de Coimbra. Investigador en el Centro de Estudos Interdisciplinares do Século XX (CEIS20). Coordinador del proyecto Cyberbullying: Um diagnóstico da situação em Portugal.


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Autor: Isabel Freire

Isabel Freire es Profesora Titular en el Instituto de Educación de la Universidad de Lisboa e investigadora de la unidad de I+D en educación y formación de la universidad. Ha participado en estudios y proyectos nacionales e internacionales enfocados en las problemáticas de violencia y disciplina en las escuelas, medicación y formación del profesorado.


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Autor: Ana Paula Caetano

Ana Paula Caetano es Profesora Titular en el Instituto de Educación de la Universidad de Lisboa e investigadora en el instituto de educación de la universidad. Ha participado en proyectos nacionales e internacionales en las áreas del currículo y formación del profesorado, además de las problemáticas interdisciplinares como ética, ciudadanía, etc.

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