De paseo por la LIJ

Amparo Vázquez reflexiona sobre el papel del autor en Literatura Infantil y Juvenil, y el acercamiento que se está produciendo de los autores al público para el que escriben o ilustran, debido a la cantidad de actividades que se realizan en los diversos planes de fomento a la lectura. Además, la llegada de las nuevas tecnologías de la información ha supuesto un paso de gigante que está favoreciendo este contacto entre autores y lectores.
Cuando hace algunos días leí la noticia del fallecimiento de la escritora sueca de Literatura Infantil y Juvenil Maria Gripe (Vaxholm, 1923 – 5 de abril de 2007), ganadora del Premio Andersen en 1974, me hice la pregunta de cómo definir a un autor o autora en cualquiera de las ramas del arte o de la ciencia porque tanto hablamos de autores como de arquitectos, pintores, músicos, inventores, etc. Fue cuando por primera vez me di cuenta de que si empleamos la palabra “autor/a” a continuación añadimos el “de …”. Si en cambio ya especificamos la rama de la autoría vamos directamente a la persona de la que hablamos o queremos hablar.
Pero no todo es tan simple, tan sencillo. Son muchas las matizaciones que, aun dentro de una misma rama profesional, podemos encontrar. Creo que profundizar en el tema haciéndolo desde el campo de la literatura nos abrirá ventanas y expectativas.
Al hablar de un autor o autora en el mundo literario, por lo general empleamos la palabra “escritor/a”, pero las matizaciones que podemos hacer son numerosas ya que estamos refiriéndonos a una persona que escribe textos empleando cualquier clase de documento, y que emplea la escritura no sólo para exponer sus ideas o las de otros sino también para contar historias, expresar sentimientos y emociones, inventar mundos fantásticos, imaginarse el futuro o reinventar y dar nuevas formas a lo ya inventado. ¿Y no entrará también dentro del término escritor/a la persona que redacta manifiestos, testamentos, leyes o manuales de cualquier ciencia? De momento me referiré al término en su sentido restringido y no en el amplio.
No acaba aquí este mundo tan complejo de la literatura porque enseguida nos pueden preguntar si hablamos de escritores aficionados o de escritores profesionales ya que el escritor puede vivir de la literatura, o vivir de otra cosa, aunque puede darse el caso de que ambas categorías se den en una misma persona y sin embargo vivir dos mundos diferentes. También hay casos en los que se escribe y por lo tanto convertirse en escritor y, en cambio su trabajo no llega a publicarse en ningún formato, aunque el ideal de todo escritor, por lo general es el de ver su obra publicada.
Llegados a este punto y sin entrar en los diferentes géneros literarios, se nos plantea una nueva disyuntiva ¿Escritor/a de libros para adultos o para niños y jóvenes? Eso que recibe el nombre de Literatura Infantil y Juvenil, con siglas LIJ. Y aquí empieza una gran discusión ya que hay partidarios de considerar innecesaria esa división y considerar que la literatura es una, mientras que otro sector de la población cree importante distinguir entre literatura para adultos y LIJ.
Intentando ser lo más objetiva posible, soy partidaria de la distinción entre una y otra porque la evidencia me ha hecho ver que no toda la literatura puede ser para todas las edades. ¿Se imaginan a una criatura de 10 años leyendo Crimen y castigo, Los Miserables, La Divina Comedia o Los Episodios Nacionales? Ya sé que estarán pensando que esto es una exageración, pero me sirve de ejemplo. Creo que es correcto que se escriba pensando en los lectores a quienes va dirigido el texto correspondiente, lo cual no quiere decir que haya que menospreciar al lector o lectora por su edad y considerar que el pequeño es algo así como un “pájaro bobo con cara de niño”. Pensando eso es cuando se da esa literatura infantil aborrecible, llena de tópicos, de lugares comunes y frases insulsas. Los niños, todos sabemos que tienen en fase de desarrollo sus capacidades lingüísticas y literarias, pero, en cambio, son muy receptivos a las emociones y a la imaginación, captan los mensajes con una gran sensibilidad, tienen una capacidad extraordinaria para la creatividad y los aspectos lúdicos les son innatos y, sobre todo su mente está todavía libre de formas estáticas propias de los que nos decimos, y somos, adultos; de ahí que no le sea nada complicado ver una carroza donde el adulto ve una calabaza.
Visto todo lo anterior me gustaría dar una vuelta por ese amplio paseo que es la LIJ y más concretamente la Literatura Infantil y Juvenil en nuestro país; pero antes de nada he de posicionarme delante de los lectores y confesar que soy de las que opinan, por lo que la experiencia me está permitiendo ver, que estamos en un buen momento en lo que a la lectura se refiere por parte de chicos y jóvenes, sobre todo adolescentes. Nuestros chicos y chicas leen, y leen nuestros niños y niñas. No entraré en el tema de qué leen porque eso sería tema de otro artículo; pero sí quiero tomar el pulso al panorama de nuestros escritores e ilustradores, es decir de los “autores” tema con el que he iniciado este artículo; pero autores de LIJ. Entremos pues en cualquier librería especializada en Literatura Infantil y Juvenil.
Varias cosas nos van a llamar la atención: los maravillosos álbumes ilustrados; la cantidad de libros producto de traducciones de autores extranjeros y el gran volumen de edición. ¿Y nuestros escritores? ¿Y nuestros ilustradores? Tal vez no tengamos un número de autores tan extenso como los ingleses, pero estamos en un buen momento: Gustavo Martín Garzo, Gonzalo Moure, Emilio Teixidor, Jordi Sierra i Fabra, Laura Gallego, Care Santos, Juan Farias, Mª Carme Roca, Beatriz Osés, Elia Barceló, Andreu Martín, Agustín Fernández Paz, Blanca Álvarez, Mª Asun Landa, Miguel Rayó, Ricardo Alcántara, Fernando Lalana, Patxi Zubizarreta, Fernando Marías, Maite Carranza o Joan Manuel Gisbert, son algunos de los muchos escritores que tienen una interesante producción.
Dentro de la ilustración nombres como los de: Pablo Amargo, Jesús Gabán, Montse Gisbert, Isidro Ferrer, Mabel Piérola, Elena Odriozola, Pep Montserrat, Alicia Cañas, Mikel Valverde, Javier Zabala, Miguel Calatayud, Carme Solé Vendrell, Gemma Sales, Emilio Urberuaga o la recientemente fallecida Asun Balzola, son también algunos de los muchos ilustradores e ilustradoras de los que podemos disfrutar sus imágenes.
Es interesante ver también cómo se está produciendo un acercamiento de los autores al público para el que escriben o ilustran, debido a la cantidad de actividades que se realizan en los diversos planes de fomento a la lectura. Encuentros con los autores que desde las bibliotecas, los clubes de lectura o los centros educativos, colaboran a que los lectores conozcan “en vivo y en directo” al escritor que les interesa o están leyendo; talleres de ilustración y creación de cuentos gigantes ponen en contacto ilustradores con el público infantil y juvenil.
Y como no podía ser menos, la llegada de las nuevas tecnologías de la información ha sido el paso de gigante que está favoreciendo el contacto entre autores y lectores. Los foros literarios, los blogs o los talleres on line, son, posiblemente, algunos de los factores que están facilitando el acceso al libro y favoreciendo las ganas de leer así como el intercambio de opiniones que enriquecen las mentes y el espíritu de los participantes en estas actividades.
Sigamos apostando por una Literatura Infantil y Juvenil a la que, cada vez más, se va acercando también el llamado “público adulto”.


