Diez filmes para educar para la paz

Artículo publicado en el número 91-92 de la revista Making Of Especial Educación para la Paz
Artículo publicado en el número 91-92 de la revista Making Of Especial Educación para la Paz

Reflexión y repaso a diez filmes muy propicios a utilizar en clase para la educación para la paz. Las películas que se han elegido son: Las flores de Harrison, En tierra de nadie, Days of Glory (Días de Gloria), Las tortugas también vuelan, Cartas desde Iwo Jima, En el valle de Elah, La vida sin Grace, El niño con el pijama a rayas, En tierra hostil y War Horse (Caballo de batalla).


En el siglo cuarto antes de Cristo, el filósofo griego Zenon de Elea pronunció una frase con la que no podría estar más de acuerdo: “el movimiento se demuestra andando”. Esa frase se podría aplicar perfectamente al universo educativo.

En muchas ocasiones, los especialistas del mundo de la educación no somos capaces de trascender la vertiente más teórica de nuestra área de conocimiento. Esto, desgraciadamente, lo vemos tanto en los planteamientos de muchas de las asignaturas que se imparten en la facultad, como en los artículos que aparecen publicados en las revistas y libros del ramo. Teoría, teoría, teoría. El problema viene cuando, como me pasa a menudo, las personas que pasan su jornada laboral dentro de las aulas te plantean cómo trasladar toda esa teoría a su realidad cotidiana.

Hace algunos días una amiga mía, maestra de Primaria, me planteó una inquietud personal que me hizo reflexionar mucho sobre todo ello. Ella, que está trabajando en una escuela del Raval de Barcelona con un 90% de población inmigrante, me decía que se pasó los tres años de carrera universitaria discutiendo y debatiendo sobre si el multiculturalismo era bueno o malo. El problema es que ahora que se encuentra en su aula con una diversidad cultural enorme, ni se plantea ese debate: lo que le preocupa de verdad es obtener estrategias para trabajar con esos chicos. Su planteamiento es muy sencillo: “no me preocupa si el multiculturalismo es bueno o malo, yo lo tengo y punto. El problema es saber qué es lo que hago con él”. Y tiene razón.

Ésta es la gran paradoja que sufrimos algunos de los que trabajamos en las facultades de educación: teorizamos y reflexionamos sobre grandes temas, pero somos incapaces de buscar estrategias y soluciones para afrontar el día a día del docente.

Desde esta revista en el pasado, y entono un mea culpa al respecto, en muchas ocasiones caímos en análisis sesudos y postulados teóricos que, si bien son necesarios y le interesan a muchos lectores, nos alejan considerablemente de las necesidades reales de los que creen en el cine como estrategia didáctica y lo quieren implementar en el aula. Para paliar todo ello decidimos crear los Especiales Making Of, unos números en los que se trataban temas generales desde un punto de vista eminentemente práctico e intentando ofrecer a nuestros lectores recursos concretos para trabajar el cine desde las aulas de una forma mucho más práctica.

Y un especial es lo que el lector tiene entre sus manos. Y además un especial dedicado a la Educación para la Paz

Paz, educación y cine

Desde hace unos años, los planteamientos curriculares contemplan la incorporación de una serie de competencias que no se ciñen exclusivamente a los ámbitos relacionados con el contenido. Existen determinados valores universales sobre los que necesariamente hay que sensibilizar y educar a los chicos como presentes y futuros ciudadanos. Todos estos aspectos, como bien saben nuestros lectores, se engloban dentro de los llamados ejes transversales.

Temas como la salud, el consumo, la igualdad de oportunidades, la educación no sexista, la solidaridad o la convivencia forman parte de estos temas que se tratan dentro de la escuela. Nos parece algo tan necesario como imprescindible en un mundo donde, no lo podemos negar ni obviar, existe una más que evidente crisis de valores. Ahora bien, educar en este tipo de actitudes y hábitos es un proceso lento y difícil, ya que es algo en lo que todas las partes implicadas han de aportar su granito de arena: educadores, familias, medios de comunicación o la sociedad en general, son algunas de las instituciones que han de estar implicadas en esta educación en valores y ha de procurar que el concepto de educación integral sea lo más amplio posible.

Dentro de estos temas, uno de los más destacados es la Educación para la Paz y la Convivencia.

Todos conocemos el pasado de los seres humanos, por lo que es absolutamente necesario trabajar para que en el presente y el futuro no se repitan determinados errores. Como especie hemos evolucionado hacia un progreso que, si bien en campos como la ciencia o la medicina son impresionantes, en otros ámbitos todavía está muy lejos de hacerse realidad. Probablemente nuestros antepasados, bisabuelos y abuelos ya soñaban con un mundo en el que no existieran conflictos que causaran daño a las personas y con una sociedad en la que nuestras obvias, lógicas y comprensibles discrepancias se resolvieran por la vía del diálogo y la negociación.

Hoy en día existen más de cuarenta conflictos armados en el mundo. Conflictos que, por otra parte, están causando dolor, sufrimiento y penurias a muchos habitantes del planeta. Por ello, en gran medida dependemos de nuestros niños, adolescentes y jóvenes para que las cosas cambien a mejor. Por eso, es muy importante que los alumnos adquieran “herramientas” y procedimientos para lograr esta finalidad y que vayan asumiendo valores que se traduzcan en actitudes y hábitos de convivencia positivos. Muy probablemente por todo ello, educar para la paz es un objetivo defendido a ultranza por todos los sectores de la comunidad educativa. La situación actual del mundo reclama una actuación escolar contundente sobre este punto concreto.

Tal vez por ello, en el currículo existe una mención expresa a la Educación para la Paz como elemento fundamental en la educación integral de los alumnos. Desde las escuelas se está haciendo un esfuerzo porque nuestros alumnos desarrollen las actitudes y conductas más coherentes con la justicia, el respeto, la tolerancia, el diálogo, la negociación y la resolución no violenta de los conflictos.

El gran problema es que nuestra sociedad encubre tanta violencia, explícita e implícita, que es muy difícil dar respuestas adecuadas frente a ese bombardeo, especialmente si se hace desde la perspectiva de un enfoque equivocado. Muchas veces, buscando lo políticamente correcto, caemos en paradigmas descontextualizados de la realidad y cargados de ingenuidad que no aportan nada positivo a la acción educativa. Consideramos que determinados temas se han de tratar desde un punto de vista más directo y contundente.

Ítem más. Los mass media nos inundan con informaciones sobre la agresividad y la violencia, de forma que “lo violento” subvalora “lo pacífico” de la mayoría; por otra parte es cierto que el recurso a la violencia y lo escabroso es mayoritario entre los “temas” que se ofrecen como “ocio” a los ciudadanos (cine, TV, videojuegos, comics e incluso literatura). Que quede una cosa clara: para nada estamos hablando de censura o de unos medios de comunicación únicamente orientados a mensajes positivos. La libertad está por encima de todas las cosas, pero es innegable que los impactos violentos (y no siempre físicos) tienen una mayor incidencia en la conciencia de los espectadores. Como hemos señalado desde estas páginas, la potencia del mensaje audiovisual, para lo bueno y para lo malo, es de una contundencia fuera de toda duda.

Pero ante el innegable atractivo que supone la violencia que ofrecen los mass media, nosotros planteamos desde esta revista un ejercicio a la inversa. Es muy sencillo: si la televisión, el cine, los videojuegos ofrecen continuamente mensajes violentos, por qué no utilizar los mismos medios para plantear el mensaje contrario. Si nuestros alumnos quedan cautivados ante, por poner un ejemplo, la última producción de acción made in Hollywood, ¿por qué no utilizar la misma estrategia para ofrecer el mensaje contrario?

Esto es precisamente lo que pretendemos llevar a cabo en las páginas que ofrecemos a continuación: ofreceros una serie de títulos en los que el principal mensaje es la paz; unos títulos en los que la violencia tiene unas consecuencias negativas y causa dolor y sufrimiento; unos títulos, en definitiva, donde el discurso audiovisual está articulado en función de un mensaje pacifista y antibelicista.

Estamos plenamente convencidos de que el cine, que es capaz de cambiar puntos de vista y hacernos reflexionar sobre el mundo que vivimos, también nos permitirá entender cuáles son las consecuencias de la violencia y por qué hay que abogar por la Educación para la Paz.

Afortunadamente son muchas las películas que abogan por un discurso a favor de la paz y de la no violencia. Entre ese muestrario de películas, de las que encontraréis un amplio surtido en alguno de los artículos que componen la revista, nosotros hemos seleccionado unos títulos que nos parecen especialmente significativos. Así, lo que hemos intentado es ofrecer cintas que traten temáticas variadas pero que tengan un nexo en común: la crítica a la violencia. Además, hemos considerado importante que estas películas reflejen situaciones reales que permitan que nuestros alumnos comprendan mejor cuál es la verdadera dimensión del problema. Abogamos por una inmersión emocional en los filmes, por un trabajo de empatía en el que seamos capaces de identificarnos con las distintas situaciones y entender el alcance de las mismas. Sólo así lograremos calar hondo en las conciencias de nuestros alumnos (porque a fin de cuentas se trata de eso) y provocar algún cambio en su visión sobre lo que es y representa la violencia.

Las películas

Los diez títulos que el lector se encontrará a continuación son tan variados como interesantes. En Las flores de Harrison viajamos hasta Bosnia para ver una desgarradora y muy lograda película que muestra la guerra de Yugoslavia en todo su horror. Crónica de una carnicería, sin censura, con toda la crudeza, que provoca que te duela ver ciertas cosas porque sabes que han ocurrido. Aunque el vehículo es una historia de amor llevada al límite (¿es posible que un amor te lleve a las puertas del infierno?), la película te toca la fibra. La barbarie a la que se llegó, y que se refleja perfecta y crudamente en la cinta, te deja paralizado. En ningún momento se piensa en la historia de amor: el filme se visualiza como si fuese un documental. Es dura, desgarradora, necesaria: cuentan las imágenes.

En tierra de nadie continuamos en la antigua Yugoslavia. Breve historia de dos soldados enemigos que se encuentran en una trinchera abandonada. Un bosnio musulmán y un serbobosnio. Una discusión sobre quién empezó la guerra en la que están metidos marca su relación. La cuestión, tal y como la plantean, es quién quemó tal o cuál aldea primero. Se presenta la guerra de Yugoslavia como un conflicto banal entre hooligans. A esto se une un soldado de los cascos azules que intenta mediar, y una periodista empeñada en recoger imágenes del conflicto para convertirlo en un espectáculo mediático. Pues sí, eso fue aquella guerra. Absurda, como todas.

Days of glory (Días de gloria) nos lleva a la Segunda Guerra Mundial. Dura, pero a la vez muy emotiva forma de entender una parte muy reciente de nuestra historia en esta vieja e hipócrita Europa. Lejos de integrar, ésta ha sido, y será, el contrapeso perfecto para mantener la homeostasis entre Primer y Tercer Mundo. Nosotros nunca dejaremos que nada cambie.

Y ahora vamos hasta Iraq con Las tortugas también vuelan. Hay pocas películas que muestran tal bajeza y crudeza de la realidad social y pobreza de las sociedades. Las que lo hacen y consiguen impresionarte o contarte una historia coherente con una visión ética del mundo se cuentan con los dedos de las manos. Ésta es una de ellas: una película dura; una película brillante artísticamente pero sin florituras cinematográficas. Esto lo hace tan sólo mostrando cruda y realmente tanto las situaciones como los escenarios y vidas de los personajes, en este caso de niños que buscan minas de antiguas guerras en Iraq justo antes de la ocupación por EE.UU.

En Cartas desde Iwo Jima vemos la Segunda Guerra Mundial desde el punto de vista de los japoneses. Ésta es una de las mejores películas contra la guerra ya que te involucra, te hace parte de la historia. Muestra la parte humana de la guerra, conflictos y puntos de vista de los soldados. No todas las películas que tocan estos temas tienen esta facilidad. Habla de los ideales y el respeto a nuestros principios. En el mismo conflicto bélico se ambienta El niño con el pijama de rayas. Basada en un famoso best-seller, la cinta explica la historia de amistad entre dos niños en uno de los contextos más duros y crueles de la historia de la humanidad: el campo de concentración de Auschwitz. Una cinta de obligado visionado en cualquier escuela.

El enfrentamiento con la muerte, con la desolación, con ese ambiente de opresiva violencia que se vive en la guerra, no es extraño que vuelva a aflorar con la mayor naturalidad una vez que todo ese horror supuestamente se haya dejado allí. Y eso da mucho miedo. Que la violencia sólo engendra violencia es algo que ya sabíamos, pero cuando alguien nos lo cuenta de forma tan rotunda y magistral como lo hace la portentosa En el valle de Elah, hace que ese mensaje lata con más fuerza que nunca.

Con todo lo que ha dado de sí el cine bélico, muy pocas veces hemos tenido oportunidad de comprobar la crueldad y barbarie de la guerra desde la óptica de los que están en casa y reciben la noticia de la muerte de un familiar. Esto es lo que hace La vida sin Grace, una extraordinaria película que nos deja un poso de tristeza que a a buen seguro nos hará reflexionar.

En tierra hostil nos muestra las consecuencias de la guerra desde otra perspectiva diferente, desarrollando una atmósfera de tensión casi insoportable. El aumento desmedido de la adrenalina de este escuadrón se refleja en los conflictos que tienen en sus personalidades, sus lazos familiares y en las clases de sus temores. Vemos que éste no es juego, que el sinsentido se hace evidente y afecta, irremediablemente, la vida de los que lo viven de cerca. De todos los que lo viven.

Una historia perfectamente narrada, un contexto histórico creíble y espectacularmente recreado, algunas escenas sobrecogedoras y un tono de fábula infantil maravilloso. Todo esto es War Horse (Caballo de batalla), una mezcla imposible de crónica de guerra y cuento para niños, muy buena en las dos facetas, que nos puede ayudar a tratar el tema del pacifismo desde un punto de vista original y emocionalmente intenso. Una cinta que ofrece muchas posibilidades.

Éstos son los títulos seleccionados. Esperemos que, como decíamos al principio, os ofrezcan las suficientes posibilidades didácticas como para trabajarlos en clase con vuestros alumnos. Es nuestro máximo deseo.

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Autor: Nacho Jarne Esparcia

Nacho Jarne Esparcia es profesor de Tecnología Educativa de la Universidad de Barcelona.


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