El secreto de los hermanos Grimm

Análisis y propuesta didáctica de El secreto de los hermanos Grimm de Terry Gilliam.
Antecedentes
Terry Gilliam (Minneapolis, 1940) es uno de los directores más personales e inclasificables del actual panorama cinematográfico mundial. Único norteamericano que formó parte del célebre grupo humorístico británico Monty Python (cuyos otros miembros eran Terry Jones, Graham Chapman, John Cleese, Eric Idle y Michael Palin), la carrera de Gilliam se inicia en 1969 en los platós de la BBC donde participa activamente, junto a todo el grupo, en la grabación de las distintas temporadas de la mítica Monty Python´s Flying Circus. El éxito de la serie en Inglaterra, que sería programada interrumpidamente hasta 1974, hizo que la fama del grupo alcanzara cotas insospechadas. Este reconocimiento internacional hizo que en 1975 el grupo decida realizar su primera película para la gran pantalla. Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores, dirigida al alimón entre Gilliam y Terry Jones, descubriría a los Monty Python al resto del globo. A esta cinta les seguirían la irregular La bestia del reino (1977), la irreverente La vida de Brian (1979), una recopilación de sus capítulos televisivos llamada Los Monty Python en Hollywood (1982) y la genial El sentido de la vida (1983). Aunque las películas suelen venir firmadas por Terry Gilliam y/o Terry Jones, lo cierto es que es muy difícil establecer la autoría de unos títulos en los que participaban activamente todos los miembros de los Monty Pithon.
A mediados de los ochenta, los intereses creativos del grupo iban por caminos muy distintos. Mientras Gilliam quería poner en imágenes sus alucinados mundos de fantasía (como había demostrado en 1981 con la genial Los héroes del tiempo) y Jones se decantaba más por la comedia negra típicamente británica, el resto del grupo se estaban integrando en la producción televisiva británica más estándar. Es entonces cuando deciden separarse y acabar con uno de los grupos que ha practicado un humor más inteligente y corrosivo de cuantos han poblado el mundo del espectáculo.
De esta manera, la carrera de Gilliam prosigue entre los Estados Unidos, donde rueda la incomprendida Brazil (1985) y Europa, donde fracasa estrepitosamente con la adaptación de Las aventuras del Barón de Münchhausen (1988). A su regreso a los Estados Unidos, consigue un éxito bastante considerable con El Rey Pescador (1991) y 12 Monos (1995), nominaciones al Oscar incluidas, se estrella estrepitosamente con la inclasificable y extraña Miedo y asco en Las Vegas (1998). Este fracaso comercial hizo que tuviera muchos problemas para encontrar financiación para sus posteriores proyectos. Sus dificultades son tan grandes que, a finales de año 2002, tiene que suspender el rodaje de Lost in la Mancha, su personal visión del Quijote, por problemas económicos. Sin poder poner en pie sus proyectos personales, sin credibilidad para la gran industria y con la etiqueta de director maldito, Gilliam acepta la oferta de dirigir El secreto de los hermanos Grimm, un film pensado para el gran público pero donde podía aportar, gracias a su particular estilo, un sello de calidad y autoría. Todo ello con un presupuesto de 80 millones de dólares y unos actores de primera fila.
Al hablar de qué le movió a abordar la producción de El secreto de los hermanos Grimm, Gilliam comentó que: “Me siento muy a gusto en el mundo de los cuentos, en el mundo de la fantasía y de lo extraordinario. Creo firmemente en el guión. Sabía que si podía crear un mundo real poblado por unos protagonistas muy reales, cuando empezaran a penetrar en la historia los elementos tan extraños y terroríficos de los cuentos de hadas hasta hacerse con ella, los espectadores creerían en este mundo y se divertirían mucho explorándolo”.
Desde el inicio, Gilliam decidió ir más allá de atenerse a los hechos que marcaron las vidas de los hermanos Grimm, para crear una aventura que, aun así, bebe mucho de sus inteligentes, terroríficas y absorbentes historias. Según nos cuenta, “Les debemos mucho a los verdaderos hermanos Grimm, pero el film no se basa en sus vidas históricas. Básicamente hemos creado un cuento sobre ellos, en el que, al principio, parecen ser unos tipos enrollados y heroicos que viajan de pueblo en pueblo acabando con troles, brujas y todo tipo de pesadillas fantásticas, pero pronto veremos que no es más que una estafa sutil. Mientras tanto, el ejército de Napoleón ha invadido Alemania y está intentando atrapar a los hermanos y acabar con los de su especie. No tardarán en verse envueltos en un mundo idéntico al de los cuentos que han estado coleccionando. Al final, los cuentos se han hecho realidad y la realidad se ha entrelazado con la fantasía”.
Con esta idea, Gilliam decide integrar la vida de los hermanos Grimm con la de algunos de los personajes más famosos de sus cuentos: Caperucita roja, Hansel y Gretel, Rapunzel, la Bella Durmiente, etc. Otra idea a la que el director le da una gran importancia es a la diferencia entre fantasía y realidad. Tal como señala: “Me atrajo el gran conflicto que aparece entre los que creen en la fantasía y los que defienden las ideas de la Ilustración, que acabó convirtiéndose en una doctrina bastante rígida al no creer en nada misterioso”.
Para dar vida a los hermanos, Gilliam buscó a dos actores famosos que fueran capaces de ofrecer una serie de registros que hicieran creíbles a los personajes. Respecto al reparto de papeles, el director comenta que: “En principio pensé que Matt interpretaría a Jake porque suele ser más introspectivo y sensible, y que Heath interpretaría a Will porque le suelen dar el papel del héroe estándar. Pero durante la primera reunión Matt me dijo que quería interpretar a Will. A mí no me convencía mucho la idea, pero cuando Heath me comentó `Me gustaría interpretar a Jake´ me di cuenta de que ahí estaba el casting, eran los papeles adecuados, porque a mí me gusta que los actores interpreten a personajes que para ellos son atípicos, dándole la vuelta a las cosas. Funcionó porque los dos sorprenden en estos papeles, no son los personajes a los que nos tienen acostumbrados ninguno de los dos”.
Para el resto del reparto, Gilliam intentó reunir a algunos de los mejores actores con los que ya había trabajado y que, además, se adecuaran a los papeles que les tocaba interpretar. Jonathan Pryce, visto en Brazil y Las aventuras del Barón de Münchausen, como el general francés, Peter Stormare como el malvado Cavaldi, Lena Headey en el rol de la deslumbrante rastreadora local Angelika, o la bellísima italiana Monica Bellucci dando vida a la Reina del Espejo, en un papel donde su inherente belleza y sus capacidades interpretativas quedan de manifiesto.
En una película como ésta, es muy importante el diseño de producción. Para ello contrató a Guy Dyas, que construyó un pueblo de veinticinco edificios partiendo de cero. Entre los dos diseñaron una estética contemporánea inspirada por la imprecisa fantasía del expresionismo del siglo XIX y las clásicas y detallistas ilustraciones en blanco y negro que acompañan a las narraciones en los libros de cuentos. Para diseñar el bosque, Gilliam quiso aprovechar las rarezas del mundo natural. Según él, “no hay más que observar el mundo real, por ejemplo los árboles. Son raros y a veces terroríficos. No siempre hay que inventar, a veces simplemente hay que acercarse a la naturaleza. El aspecto de esta película juega con el equilibrio entre lo artístico y lo natural hecho uno”.
Tras sopesar varios países en los que rodar, se optó por la República Checa. En ella se construyeron los decorados y se llevó a cabo un rodaje que transcurrió sin excesivos problemas. Una vez finalizada la filmación, se procedió a un proceso de postproducción donde se insertaron los efectos generados por ordenador. Entre ellos, el efecto más difícil fue la creación del lobo. Según Kent Houston, creador de los efectos visuales, “el lobo que hemos creado no se corresponde al cien por cien con el lobo común, pero es una bestia excepcional, a la que hemos dotado con unas características propias y unos detalles que requirieron gran cantidad de ingenio”.
Su estreno en los Estados Unidos se saldó con un relativo fracaso comercial y artístico. Ni el público ni la crítica han apoyado a una película que, a todas luces, ha resultado fallido. Su recaudación mundial no ha satisfecho las expectativas de los productores que han permitido que la cinta llegara con mucha rapidez a las estanterías de los videoclubes.
Argumento
Will y Jake Grimm (Matt Damon y Heath Ledger) son dos hermanos que viajan por una Alemania dominada por las tropas de Napoleón derrotando monstruos y demonios a cambio de algo de dinero rápido. Aunque sus intervenciones son todas una farsa, lo cierto es que las hazañas de los dos hermanos se transmiten de pueblo a pueblo y, para los aldeanos, ellos son una especie de héroes.
Pero cuando las autoridades francesas se dan cuenta de su estafa, un general les obliga a desenmascarar a otros timadores que están secuestrando niñas en un bosque de la Alemania interior. Con la ayuda de una joven guía, los hermanos se adentran en las entrañas del bosque para descubrir que, lejos de ser un engaño, se encuentran ante la verdadera maldición de una bruja milenaria que quiere recuperar la belleza a cualquier precio.
Muchos de sus cuentos más famosos, como “La Cenicienta”, “Caperucita Roja” y “Hansel y Gretel” se entremezclan en la historia con maestría, cuando los hermanos Grimm se ven obligados a enfrentarse a todo lo que su imaginación ha dado vida en esta épica batalla entre fantasía y realidad.
Nuestra crítica
Terry Gilliam es uno de esos escasos realizadores con un universo tan personal y característico que, tanto crítica como público, casi nunca son capaces de posicionarse en un término medio: o se les ama incondicionalmente o se les odia con fiereza. Para algunos sus películas son incuestionables muestras de genialidad, llenas de talento y una capacidad de inventiva fuera de toda duda. Por el contrario, para otros, sus historias son incomprensibles ejercicios de narcisismo y autocomplacencia donde todo es vacuo, superficial e histriónico.
Teniendo en cuenta lo que sucede con otros directores de características similares que, trabajando con presupuestos bastante reducidos, han logrado encontrar su público y sus canales de difusión, el caso de Gilliam es bastante paradójico: trabajando normalmente con presupuestos altos y estrellas de calado internacional, sus films no han logrado calar en los espectadores, excepción hecha de la modernidad, que los rechaza por extraños y complejos. Con las excepciones de 12 Monos y El Rey Pescador, sus títulos más taquilleros y con estrellas de mayor relumbrón, la mayor parte de las películas dirigidas por el creador norteamericano se han estrellado en taquilla.
Algo parecido ha pasado con su ultima obra que aquí nos ocupa: con un presupuesto de ochenta millones de dólares, la participación de tres actores tan consagrados como Matt Damon, Heath Ledger y Monica Belluci y un diseño de producción absolutamente envidiable, la película no ha acabado de funcionar en taquilla ni ha recibido el apoyo de la crítica. Y eso teniendo en cuenta que éste es el título menos personal y más comercial de cuantos ha rodado el director.
Aunque, en general, me gusta bastante el cine de Gilliam, he de reconocer que ésta es una película fallida. Da la impresión en todo momento que el realizador de 12 Monos no ha encontrado el tono a la historia, que navega en un mar de buenas ideas a las que no ha sabido dar forma y, lo que tal vez es peor, no ha sabido cohesionar. Y es una verdadera lástima, ya que la idea de partida era sumamente interesante: partir de la figura de los hermanos Grimm para, a partir de sus referentes literarios y su estilo narrativo, crear una historia de ficción. El problema es que las situaciones y los personajes parecen impostados, no proporcionan ningún orden lógico al relato y, tal vez lo que es peor, no funcionan ni siquiera como referentes culturales. Sí, ahí tenemos a la Bella Durmiente, a Caperucita Roja, al hombre de Jengibre, al Lobo Feroz con los que logramos identificar la obra de los hermanos alemanes. Y la empresa tampoco era tan compleja: hace unos años el irlandés Neil Jordan logró aunar todos estos elementos, y hacer una reflexión sobre las raíces filosóficas y psicológicas de los cuentos de hadas en esa obra maestra llamada En compañía de lobos. Aquí no nos encontramos con los personajes ideados por los hermanos Grimm, sino ante creaciones del propio Gilliam, ante los arquetipos que el director ha creado a lo largo de su obra y de los que ahora no ha sabido desprenderse. A este respecto, la descripción que hace de los soldados franceses y de sus motivaciones resulta absolutamente ridícula y fuera de tono.
Esto mismo ha afectado al tono general de la película; es demasiado oscura y retorcida para los niños y excesivamente simple y estereotipada para los adultos. La cinta navega en tierra de nadie, en un limbo donde a grandes aciertos, como el diseño de producción, hay que contrastarle personajes y situaciones que son sencillamente prescindibles. Eso por no comentar los graves errores de continuidad y algunas extrañas elipsis que dificultan considerablemente el seguimiento de la narración.
Obviamente, no todo han de ser peros en la película de Gilliam. Desde un punto de vista educativo, la cinta nos ofrece los suficientes referentes literarios como para ser trabajada en clase tanto desde el punto de vista de la Literatura como desde Historia u otras materias afines. Además, el director ha logrado un gran trabajo en la ambientación y en recrear la atmósfera malsana de algunas de las narraciones de los Grimm. Por muy fallida que pueda resultar la cinta, quien tuvo retuvo, y Gilliam es un buen cineasta.
Dejando de lado todas estas cuestiones, no podemos negar que El secreto de los hermanos Grimm es un film entretenido que ofrece acción y aventura y que nos permitirá pasar dos horas muy agradables con su visionado. No es una gran película, pero sí un film lo suficientemente correcto como para trabajar con él desde una perspectiva educativa y extraer bastantes elementos interesantes. Y eso, tal como está el panorama hoy en día, no es poco. La lástima es que de un director de esta categoría cabía esperar más, mucho más. Así que lo mejor es que disfrutemos del espectáculo y nos dejemos llevar por la fantasía que contiene la película. Aunque, probablemente, la olvidemos con rapidez.
Aplicación didáctica
Como ya hemos comentado en nuestra crítica precedente, resulta francamente difícil determinar a quién ha de ir dirigida esta película. Aunque, en principio, está pensada para los más pequeños, lo cierto es que por la cantidad de elementos simbólicos que contiene y por lo oscuro de algunas de sus propuestas, consideramos que su aprovechamiento será mayor en alumnos de Secundaria o Bachillerato. La capacidad de reflexión que pueden desarrollar estos alumnos, junto a las posibles aclaraciones que pueda dar el profesor, permitirá que El secreto de los hermanos Grimm sea aprovechado al máximo.
Ante la variedad de matices que presenta la historia, su utilización formativa podría ser muy apropiada para las áreas de Literatura, Historia, Conocimiento del Medio Natural, Filosofía, Educación Artística, Educación en Valores y Creatividad.
Para su trabajo dentro del aula recomendaremos dos tipos de actividades: las curriculares y las relacionadas con los ejes trasversales.
- Áreas curriculares
Lengua y literatura
- Definir a los personajes utilizando únicamente adjetivos.
- Intentar encontrar todos los referentes a cuentos populares que contiene la película. Realizar un breve resumen del cuento e indicar, en caso de que fuera así, el autor al que pertenecen.
- Realizar un perfil biográfico de los hermanos Grimm para conocer realmente cómo fueron sus vidas.
- Buscar los mitos y leyendas que existan en tu población o cerca de ella y hacer una compilación con todas ellas.
- Idear un cuento de tres o cuatro páginas en el que se exprese una idea moral. Es importante que el alumno trabaje este concepto.
- Hacer una crítica de la película.
Conocimiento del Medio Natural
- Buscar información sobre la zona de Alemania en la que está ambientada la película e investiga sobre el tipo de flora presente y los animales que habitan en ella.
- Establecer un listado de los animales que podemos encontrar en tu población o cerca de ella.
- El lobo, uno de los principales protagonistas de la cinta, está en vías de extinción: establecer un listado con los animales que, dentro de nuestro país, se encuentran en esta situación.
- Aprovechando la secuencia en la que los franceses queman el bosque, buscar cuáles son los motivos de los incendios forestales y plantear entre toda la clase estrategias para poder prevenirlos.
Conocimiento del Medio Social y Cultural
- Realizar una investigación sobre cómo era la Europa de la época en la que está ambientada la película.
- Establecer cuál era la causa por la que Alemania estaba invadida por los franceses. Establecer un perfil biográfico de Napoleón.
- Buscar información sobre los medios de transporte que aparecen en la película. Determinar qué otros medios utilizaban en aquella época.
- Determinar si el vestuario de los personajes es el que corresponde a la época en la que está ambientada la película. Se puede hacer el mismo tipo de estudio con las armas que se utilizan.
- Señalar el papel de los fanatismos y los miedos y de cómo éstos, hoy en día, todavía influyen en nuestra sociedad. Razonar la respuesta.
Educación Visual y Plástica
- Realizar un cómic basado en la película.
- Hacer un análisis de las técnicas cinematográficas utilizadas en la película, así como de los diferentes planos o las secuencias más impactantes.
- Hacer un nuevo diseño de algunos de los personajes de los cuentos de los hermanos Grimm que aparecen en la película.
- Establecer cuál es la importancia de la música a lo largo de la película.
- Ejes transversales
La estrategia de utilización será el cine fórum. Para ello seguiremos las pautas que detallamos a continuación:
- Actividades individuales: Cada alumno expresará por escrito su opinión en función de una serie de puntos propuestos por el profesor. Éstos podían ser:
- Definir las características psicológicas de los personajes.
- Establecer los valores que definen a cada uno de ellos.
- Buscar el significado de los símbolos que contiene la película y como éstos se relacionan con la manera de actuar de cada uno de ellos.
- Reflexionar sobre: Las referencias literarias, los aspectos visuales de la cinta, la relación entre el significado de los cuentos y las pautas de comportamiento de las seres humanos, las emociones que desprende la película.
Actividades en pequeño grupo: Tras una puesta en común de las conclusiones a las que se han llegado con la reflexión individual, el grupo pondrá en común todas las ideas e intentará llegar a conclusiones consensuadas y que sean producto del diálogo.
- Cada grupo expondrá sus ideas. Posteriormente se realizará un debate, moderado por el profesor, en el que se abordarán las cuestiones propias de la película relacionadas con los temas que se han trabajado de forma individual y en pequeño grupo.
Esperamos que esta aproximación a El secreto de los hermanos Grimm pueda ser de utilidad en el aula, siempre teniendo en cuenta que es el profesor el que tiene la última palabra a la hora de enfocar su utilización como material didáctico.

Autor: Nacho Jarne Esparcia
Nacho Jarne Esparcia es profesor de Tecnología Educativa de la Universidad de Barcelona.

