Entrevista: Ana Peinado

Comunicación y Pedagogía nº 311-312. Educación Emocional

Entrevista a Ana Peinado, doctora en Psicología, experta en Educación Emocional.

Ana Peinado es doctora en Psicología, Máster en Sistemas de Gestión y Máster en Investigación  de Psicología Aplicada. Autora de los libros Programa Arco Iris Alquipir y Programa Arco Iris Begastri con actividades para el desarrollo de competencias emocionales en Centros Educativos. Tras una experiencia de más de quince años como formadora en áreas relacionadas con el liderazgo, trabajo en equipo, desarrollo personal, etc. actualmente su actividad profesional se centra en el desarrollo de Programas de Desarrollo Emocional en Centros de Infantil, Primaria y Secundaria a través de acciones formativas y talleres para toda la comunidad educativa: familias, profesorado y alumnado. Administradora del grupo de Facebook "Educar con Inteligencia Emocional" (www.facebook.com/groups/educarconinteligenciaemocional/) que cuenta con más de 125.000 miembros.

  • ¿Qué crees que aporta la Educación Emocional a nuestra sociedad?

La UNESCO, organización de Naciones Unidas para la Educación, ya reconocía en el año 1996 en su Informe Delors que la Educación Emocional es indispensable para la prevención de muchos problemas sociales que tienen su origen en el ámbito emocional. Actualmente contamos ya con suficientes evidencias científicas para asegurar que la Educación Emocional proporciona mayores tasas de bienestar social y calidad de vida.

La Educación Emocional puede llegar a aportar a la sociedad personas más compasivas,  empáticas, calmadas y emocionalmente fuertes. Es la clave para conseguir una sociedad más justa e igualitaria basada en el respeto.

  • ¿En qué crees que se concreta?

La Educación Emocional se concreta en el desarrollo de una serie de competencias básicas, tanto a nivel personal (autoestima, motivación y autorregulación) como a nivel social (empatía y asertividad). Para llegar a desarrollar estas competencias clave es fundamental empezar por aprender a reconocer las emociones: qué siento, cómo lo siento, cuándo lo siento, qué pienso cuando siento, qué hago con esa emoción… Reconocer las emociones en mí me ayudará a reconocer las emociones en los demás y de esa manera podré ajustar mi respuesta de una forma más habilidosa socialmente.

Junto con las competencias emocionales y el reconocimiento de las emociones, a mi modo de ver, es necesario educar también las 24 fortalezas emocionales de las que habla la Psicología Positiva y enseñar a los niños a perdonar y perdonarse, ser agradecidos, apreciar la belleza, ser creativos, justos, etc.

  • ¿Qué cambios consideras que están pasando de forma palpable desde que tenemos más conciencia emocional?

El cambio más importante que estoy apreciando es en las escuelas y los institutos. Creo que estamos viviendo una auténtica revolución de abajo a arriba. Los docentes, a través de pequeños cambios en sus aulas, conseguirán poco a poco el cambio que el actual y obsoleto sistema educativo, necesita.

Aquellos maestros y maestras que han tenido la oportunidad de desarrollar su propia  conciencia emocional y han visto los enormes beneficios que les ha reportado son conscientes de que éste es el camino y que tan importante como el contenido que pueden enseñar es cómo hacen sentir a sus alumnos.

  • ¿Qué medidas tomarías que aún no se están tomando?

Muchas veces me preguntan si me gustaría que en el sistema educativo hubiera una asignatura de Educación Emocional. Mi respuesta es un rotundo NO. Introducir la Educación Emocional como asignatura, sin hacer otros cambios estructurales, supondría que tendríamos que evaluarla. No podemos poner “nota” a la autoestima o a la empatía. La Educación Emocional debe ser un aspecto trasversal y debe enseñarse en las Facultades de Educación.

Es fundamental liberar a los profesores de la enorme carga administrativa que tienen ahora mismo. De esa manera podrían hacer programas y actuaciones decisivas. Han detectado la necesidad, tienen la motivación necesaria para el cambio, cada vez están más y mejor formados, pero no se les proporciona el tiempo y las condiciones necesarias para aplicarlos.

Además, la Psicología Coaching debería estar presente en los centros educativos. La figura del orientador escolar, que actualmente atiende a alumnos con Necesidades Educativas Especiales, no puede sobresaturarse con programas de Educación Emocional. Creo que debería haber espacio para una parte más asistencial o terapéutica y también para una vertiente más de desarrollo y crecimiento personal.

  • ¿Qué errores más comunes hay sobre la Educación Emocional? ¿Podrías darnos algo de luz al respecto?

Cuando voy a los colegios, sobre todo en Educación Infantil, veo que suelen centrarse en actividades de reconocimiento de emociones a través de materiales editados como El Monstruo de Colores, el Emocionario, etc. Estas herramientas son muy útiles pero la Educación Emocional es mucho más amplia. No sirve de nada enseñar a un niño a reconocer la cara de alegría, tristeza o miedo si no le decimos qué hacer luego con esa tristeza o qué hacer cuando tiene miedo. El reconocimiento de la emoción es mucho más profundo, es bajar de la cabeza al cuerpo, es empezar a conectarnos con las señales físicas, con los mensajes que nuestro cuerpo nos envía, es fiarnos de la intuición, en definitiva es conocernos más y no desde la mente. Es integrar el alma y el cuerpo. Como dice Ken Robinson en su libro El Elemento, el sistema educativo actual trata solo el cerebro y en concreto una parte de cerebro. Que la Educación atienda “de cejas hacia abajo” sería fundamental.

  • ¿Cómo sería un lugar o ambiente educativo emocionalmente sano?

Sería un ambiente donde los niños y niñas pudieran aprender a través del asombro y el descubrimiento, donde pudieran trabajar en equipo y no en un entorno competitivo, donde pudieran moverse, donde se sintieran valorados y aceptados, donde cometer un error no estuviera penado y fuera una auténtica oportunidad de aprendizaje. La escuela debe acompañar en la etapa vital de crecimiento y por lo tanto debe ir integrando las vivencias de los niños y adolescentes para la consecución de objetivos personales (no profesionales). La escuela debería proporcionar un ambiente donde consigamos ser mejores personas, no sólo buenos profesionales.

  • ¿Cuáles son los principales retos a los que nos enfrentamos en educación? ¿Y las personas que nos dedicamos al crecimiento personal?

Creo que uno de los principales retos es ser rigurosos. Estamos encontrando últimamente algunas personas que tratan de subirse al carro de la Educación Emocional porque piensan que les va a proporcionar algún tipo de rédito económico y más en concreto en la educación. Se ven cursos, jornadas, congresos que tratan aspectos y parten de un enfoque muy poco profesional. Tenemos que ser serios y evitar introducir en el ámbito educativo aspectos que no hayan sido avalados científicamente. Estamos hablando de niños y niñas en pleno proceso de desarrollo y construcción de su personalidad. Creo que hay temas que deberían estar fuera del ámbito educativo como lo es la religión y por extensión las creencias espirituales.

  • ¿Cómo rediseñarías la escuela? ¿Y el sistema educativo?

A mi modo de ver, lo primero que deberíamos hacer sería quitar las asignaturas. No es lógico que cada 50 minutos el cerebro de los niños tenga que cambiar de materia. Además, de esta forma no se integran los conocimientos, se olvidan.

Por eso, desde primero de Primaria hasta cuarto de la ESO se enseñan conceptos similares (como la fotosíntesis, el ciclo del agua, la célula) y parece que los niños lo olvidan de un año a otro. El Aprendizaje Basado en Proyectos es clave.

Otro aspecto importante son los espacios. Los patios no deberían ser de cemento, habría que integrar naturaleza, diferentes materiales, colores… y eliminar las porterías de fútbol que monopolizan el tipo de juego y sobre todo quién juega y quién no. La decoración de las aulas también habría que cambiarla, quitaría mesas y sillas y haría espacios donde los alumnos puedan sentirse como en casa.

  • De las últimas investigaciones sobre inteligencia emocional, neurociencia o inteligencias inter o intrapersonales, ¿cuáles consideras más relevantes para una verdadera transformación social?

Uno de los descubrimientos que más está revolucionando nuestra forma de entender la educación es la neurogénesis y la neuroplasticidad.

Saber que el cerebro puede “reconectar” caminos neuronales y que, en contra de lo que pensábamos antes, no nacemos con un número limitado de neuronas, si no que éstas pueden “nacer” en cualquier momento, nos abre muchas puertas en el ámbito de la educación permanente y la atención a la diversidad.

Otra línea muy importante en la que creo que aún no tenemos la suficiente perspectiva para saber cuánto nos puede cambiar es la epigenética. Se refiere al estudio de los factores ambientales y emocionales que modifican nuestros genes y por tanto pasan esa modificación a nuestros hijos.

Otros resultados científicos muy curiosos y que podrían ser relativamente sencillos de aplicar son los que hacen referencia a la importancia de empezar las clases más tarde. Hay investigaciones en la Universidad de Washington (2017), la Universidad de Minnesota (2014) y la Universidad de Oxford (2015), que han concluido que empezar las clases entre una hora y dos más tarde de lo que se hace ahora, sobre todo en los centros de Secundaria, mejora la motivación, el rendimiento y la salud física y emocional de los alumnos.

  • ¿Qué personas, libros o páginas te han inspirado últimamente o desde que comenzaste?

Mi referente personal ha sido Carlos Hue. Hace más de diez años, cuando empecé a trabajar con profesores, se hablaba mucho del malestar docente y el síndrome de “estar quemado”. Leí en Internet un artículo suyo que cambiaba el foco hablando de bienestar docente, de centrarnos en lo positivo y conseguir el cambio a través del desarrollo de la autoestima y el autocontrol del profesor. Ese enfoque cambió mi manera de trabajar y creo que lo que soy a nivel personal depende mucho de ese artículo de Carlos y de libro Bienestar Emocional.

Otro libro que me marcó mucho fue 23 maestros, de corazón de Carlos González. Ahí comprendí que este enfoque se podía llevar al aula y que era posible hacer realidad un cambio en la educación a través de un cambio personal en el profesor.

Últimamente, he descubierto la Teoria Polivagal de Porges. Explica mucho de lo emocional a través de la identificación de las señales físicas. Creo que tiene un campo amplísimo en la educación y que aún está por descubrir.

Y por supuesto, todo lo referente a la Psicología Positiva. El trabajo que estoy haciendo ahora mismo con mis compañeros Ana Canales y Oscar Sánchez sobre la fortaleza del perdón y su aplicación a la prevención del bullying me ha permitido conocer a autores como Robert Enright. De ahí he ido llegando a la Terapia de la Aceptación y el Compromiso y la Terapia de la Compasión de Paul Gilbert que tienen una aplicación directa (y preciosa) en la educación y en el desarrollo personal.

Pero sin duda, quien más me ha influido últimamente es la gente del grupo EducAcción, un puñado de profesores y maestros del noroeste murciano que gracias a su implicación y compromiso están cambiando la forma de educar en la Región de Murcia.

  • Muchas gracias, Ana.

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