La Didáctica de la Literatura. El relato de una interculturalidad olvidada

En las aulas se habla y se organizan toda clase de actividades sobre la igualdad entre las personas, los derechos del niño y el respeto mutuo. En este artículo los autores reflexionan, concretamente, sobre la necesidad de una concepción intercultural al trabajar la literatura en el aula.
En la búsqueda de una didáctica de la literatura que considere no sólo la motivación a la lectura sino la vivencia de la cultura propia o ajena en un marco no sólo de respeto sino de interacción entre culturas, reflexionamos acerca de la necesidad de una concepción intercultural para el abordaje de la literatura en el aula: una interculturalidad que corresponda a la realidad del aula, no a una concepción abstracta y desnaturalizadora del concepto de cultura.
La (in-multi-pluri) culturalidad: ¿De quién y para quién?
En las aulas se habla y se organiza toda clase de actividades sobre la igualdad entre las personas, los derechos del niño y el respeto mutuo. Sin embargo, como hace años ya se viene señalando: “el creciente interés por la escuela intercultural, reflejado por el auge de las publicaciones, reuniones científicas y, en menor medida, por experiencias prácticas, no se refleja en la realidad en una adecuación generalizada de la escuela a la diversidad cultural”(García Fernández, J. A.; 1995: 256).
En Argentina, la realidad no es diferente. Muy poco parecen ser considerados los principios de igualdad entre las personas en un marco de respeto por la diversidad cultural. Las diferencias culturales parecen no existir. Si de tratamiento de la literatura se trata, acostumbrados a la fuerte influencia europea que conformó una idiosincrasia cosmopolita en casi toda Latinoamérica, parece casi lógico “poner los ojos” en la literatura europea y/o en la literatura local y regional producto de esa misma influencia. Al decir de Carrasco (2005:63): “la cultura hispanoamericana nació intercultural en el proceso de cruce, asimilación, superposición y síntesis de elementos indígenas y europeos. Los textos del descubrimiento y la invasión muestran el asombro por la existencia del otro y de lo otro, que aumentó el repertorio de modelos del mundo e hizo oscilar sus cosmovisiones”. Aunque intercultural desde sus raíces, no necesariamente corresponde a la interculturalidad que debería convivir en el aula. Por ejemplo ¿cuántos cuentos, mitos o leyendas guaraníes transitan por las aulas del nordeste argentino, a pesar del gran número de niños paraguayos que completan su escuela Primaria en territorio argentino?
La realidad de muchas aulas argentinas dan cuenta de culturas olvidadas (la guaraní, la wichi, la mapuche, etc.), de culturas ignoradas, de culturas, si no extintas ya, aletargadas a su mínima expresión.
Como sostiene Malo González (2004), “la palabra cultura puede usarse con significados diferentes dependiendo de las circunstancias y ocasiones; en nuestros días predominan dos orientaciones básicas: una que tiene que ver con ‘cultivo’ y desarrollo de facultades y otra con componentes no transmitidos genéticamente que dan a un conglomerado humano una característica que la distingue de otras similares y que se denomina identidad”.
La identidad es lo que distingue a las personas. La identidad es lo que distingue a las culturas. Pero así como las personas pueden relacionarse con otras sin abandonar su identidad, del mismo modo, las culturas pueden interactuar con otras culturas sin perder sus rasgos identitarios.
Como expresa Malo Gonzalez (2004) “la interculturalidad no se limita al reconocimiento, respeto y eliminación de discriminaciones; implica un proceso de intercambio y comunicación que parte de los patrones estructuradores de cada cultura superando el prepotente prejuicio de que la verdad es patrimonio de tal o cual cultura y que, como poseedora, tiene la ‘carga’ de transmitirla a las otras”.
De modo que en educación cuando hablamos de “transmisión de la cultura”, deberíamos pensar antes cuáles son las culturas que conviven en la comunidad para que no transmitamos UNA cultura sino que propiciemos la interacción entre LAS culturas. Ellas, por sí mismas, lograrán la interculturalidad, la multiculturalidad o la pluriculturalidad, en convivencia natural y la literatura es sin duda uno de los modos más naturales para lograrlo.
La literatura en el aula: La búsqueda de la natural interculturalidad
Cuando la educación procura ocuparse de la convivencia entre culturas, ocurre generalmente que se “visiten” algunas costumbres, historias, tradiciones de la cultura minoritaria. El abordaje de la literatura dentro de esa perspectiva está relacionada con la lectura u oralización de algún mito o leyenda. En ese caso, casi podríamos calificarlo generosamente como intentos de multiculturalidad. Pero, como observa Sánchez Parga (1997:120), “la afirmación de la multiculturalidad se limita a la constatación del hecho cuantitativo que las culturas son diferentes y muchas; pero el no pronunciarse sobre la relación entre ellas ni sobre la producción de la diferencia que las constituyen, conduce al relativismo cultural y al etnocentrismo. Este riesgo multiculturalista de un relativismo cultural, conduce, simultáneamente al ghetto y a las exclusiones, cuando la defensa de una identidad se transforma en rechazo de todo tipo de alteridad cultural, e impide la convivencia e intercambio de culturas”. Si bien puede ser un tanto extremo hablar de “rechazo” de la alteridad si esa actitud no es intencional, es evidente que no puede estar propiciada. La alteridad es el principio básico de la interculturalidad.
Y ¿de qué modo lograr la alteridad con la literatura? La interculturalidad es un rasgo de conformación de la literatura y su expresión. Al mismo tiempo que cada expresión literaria es construcción atravesada por los tiempos y la historia de sus pueblos, puede conservar sus rasgos distintivos y extremadamente locales. O como destaca Flor Rabanal (1995):
- Cada persona constituye una confluencia integradora de diferentes culturas.
- Cada cultura está influida y a la vez influye en las demás.
- La sociedad y la literatura son un producto multicultural.
Desde la preocupación didáctica, tenemos que preguntarnos ¿de qué modo aprovechar esa característica de la literatura para un aprendizaje realmente intercultural? Carrasco (2005:67) ofrece un marco de consideración contextual para la inclusión y circulación textual muy adecuado: “La situación intercultural modela y sirve de contexto a los textos en los cuales sujetos autoriales y discursivos dialogan, compiten, denuncian, construyen géneros textuales, conforman doctrinas e imaginarios, proponen experiencias estéticas, etc., a partir de sus etnocentrismos. Se trata, por lo tanto, de procesos de construcción y redefinición textual e identitaria en los que se confunden lenguas, dialectos y discursos aborígenes, extranjeros y criollos, además de retóricas y poéticas tradicionales e innovadoras”. Si relacionamos estos conceptos con los rasgos que recomienda Díaz-Corralejo Conde (1995), recordando conceptos de Giménez Romero,
es posible lograr principios rectores para un tratamiento intercultural de la literatura:
- Evitar el culturalismo.
- Incorporar lo socioafectivo en la interculturalidad.
- Adoptar la resolución de conflicto como hilo conductor de la metodología.
El primero colabora en la cohabitación respetuosa de todas las culturas que deben lograr una interacción natural. Si ese principio se instala y organiza la programación del aula, el profesorado desarrollará un proyecto literario respetuoso de las diferentes expresiones literarias a la vez que las explorará desde la memoria de los principales actores de la escuela: los alumnos y las alumnas.
El segundo contribuirá, a una exploración basada en la experiencia y conocimiento individual y colectivo que ayude a la comprensión de las diferentes expresiones culturales que cohabitan en el aula y que pueden generar nuevas expresiones y producciones.
El tercero guiará al profesorado a una organización didáctica que supere la expresión anodina para alcanzar la creatividad individual y colectiva, reflexiva y crítica, la que se construye a partir de esa frecuentación de lecturas entre culturas en contacto, en convivencia respetuosa e interactiva.
El mito, el cuento y la leyenda son caminos hacia el encuentro, pero no sólo en tanto selección de textos sino como la oportunidad de diálogo entre culturas y de desarrollo de la creatividad y el pensamiento crítico. Tal como lo proponen López Valero et alii (2003) para la frecuentación del mito, por las posibilidades de interpretación que ofrecen los mitos por su natural carácter polisémico.
El alumnado podrá así interrelacionar expresiones culturales con “una mirada nueva, en el poder mágico de fundar universos” parafraseando a Sánchez Corral (2004: 147) porque podrá superar la situación que lo condiciona. Tal como sostiene Landry (2002): “el ser humano está en gran medida condicionado por el entorno permanentemente en cambio que actúa sobre él; también está condicionado por la sociedad que tiene tradiciones, costumbres, normas, conocimientos, valores, doctrinas e ideologías. Pero por la conciencia que emerge de su cerebro y la que proviene de la sociedad, el ser humano está dotado de libertad y acción autónoma. Es al tomar conciencia de los factores que lo condicionan que el ser humano deviene en ser libre” y de ese modo acceder a otras culturas con una capacidad de “comprensión afectiva” (Martos Núñez, 2004), la que propicia la interpretación con visión intercultural, la que a su vez, por la potenciación del sentido de la expresión literaria como producto de una cultura no aislada, favorece la “visión planetaria” (Ferrer y Allard, 2002) en el interés por otras culturas y el desarrollo del aprendizaje.
Conclusión
La interculturalidad es diálogo, interacción, alteridad. La Literatura es el medio por excelencia para propiciar ese transitar dialógico porque las expresiones literarias son producto de una cultura, la que a la vez ha sido transitada o puede transitar el camino de la interculturalidad. La aceptación de este fenómeno natural, favorecerá un tratamiento intercultural de la literatura, igualmente natural.
Bibliografía
- CARRASCO, I (2005). “Literatura intercultural chilena: proyectos actuales”. Revista chilena de Literatura, Nº 66, pp 63- 84.
- DÍAZ-CORRALEJO CONDE, J. (1995). “Reflexiones sobre el interculturalismo en la enseñanza de lenguas”. Didáctica 7, pp. 321-332.
- FERNÁNDEZ GARCÍA, J. A. (1995). “El taller: el reto de la interculturalidad”. Didáctica 7, pp 255-256
- FERRER, C. y ALLARD, R. (2002) “La pédagogie de la conscientisation et de l´engagement: une éducation a la citoyenneté démocratique-Première partie et deuxième partie”, Education et francophonie, Vol XXX, N°2.
- FLOR REBANAL, J. (1995). “Cuentos para la convivencia”. Se cita por la versión publicada en Imaginaria 8, 1999. Disponible en http://www.imaginaria.com.ar.
- GARCÍA PADRINO, J. (2004). “Una tendencia en la Literatura Infantil: el tratamiento de la interculturalidad”. Disponible en http://www.alonsoquijano.org
- LANDRY, R. (2002). “L´unicité de l´apprenant et la pédagogie actualisante”, Education et francophonie, Vol XXX, N°2. Disponible en http://www.acelf.ca/c/revue.
- LÓPEZ VALERO, A; ENCABO FERNÁNDEZ, E; MORENO MUÑOZ, C y JEREZ MARTÍNEZ I. (2003). “Cómo enseñar a
través de los mitos. La Didáctica de la Lengua y la Literatura en una fábula alegórica”. Didáctica (Lengua y iteratura), vol. 15, pp 121-138. - MALO GONZÁLEZ, C. (2004). “Cultura e interculturalidad”. Disponible en http://www.uasb.edu.ec/padh/revista/articulos/claudiomalo.htm.
- MARTOS NÚÑEZ, E. (2004). “Didáctica de la literatura infantil y juvenil”, en LÓPEZ A. y ENCABO, E. (coord.), Didáctica de la Literatura. El cuento, la dramatización y l animación a la lectura, Barcelona, Octaedro-EUB.
- RODRIGO, MIKEL (1999). Comunicación intercultural. Barcelona: Anthropos.
- SÁNCHEZ CORRAL, L. (2004). “Valores antropológicos y educativos del cuento”, en LÓPEZ A. y ENCABO, E. (coord.), Didáctica de la Literatura. El cuento, la dramatización y la animación a la lectura, Barcelona, Octaedro-
EUB. - SÁNCHEZ PARGA, J (1997). “Del multiculturalismo a la interculturalidad”. Globalización, Gobernabilidad y Cultura,
pp 116-124.
Autor: Clide Gremiger
Clide Gremiger es Doctora en Pedagogía. Especialista en Didáctica de la Lengua y la Literatura e investigadora de la Universidad Nacional de Río Cuarto (Argentina). Ha publicado libros y artículos y impartido cursos de posgrado principalmente sobre didáctica de la escritura.
Autor: Liliana Guiñazu
Liliana Guiñazu es Profesora Superior de Francés. Maestranda en Enseñanza de la Lengua y la Literatura. A cargo de la cátedra de Semiótica en la Universidad Nacional de Río Cuarto (Argentina). Ha publicado libros y artículos principalmente sobre la didáctica de las tecnologías.

