No me llames extranjero. Taller de creación literaria y lectura en una prisión

Un grupo de profesores de universidad y de especialistas en comunicación audiovisual y dinamización de la lectura, puso en marcha en otoño de 2004 el Proyecto No me llames extranjero, una intervención didáctica - que se desarrolló en Donostia entre octubre de 2004 y marzo de 2005 - en la que confluían un taller educativo y un programa de televisión. Kepa Osoro nos habla de esta experiencia en el siguiente artículo.

[ ARTÍCULO INCLUIDO EN EL NÚMERO 218 DE REVISTA DE LITERATURA]

Introducción

La emigración es una realidad con la que siempre hemos vivido y siempre viviremos. Los flujos de personas que se ven obligadas a dejar su tierra para buscar un futuro más próspero en lugares teóricamente más ricos o más libres no  constituyen nada nuevo ni inmutable. Las sociedades que ayer emigraban, hoy reciben inmigrantes. Una moneda con dos caras. El Estado Español, sin ir más lejos, constituye un ejemplo perfecto de país que, a lo largo de su historia, ha protagonizado movimientos migratorios de ida y vuelta, algunos motivados por razones políticas, otros por  necesidades económicas, e incluso por causas religiosas y culturales.

Esta mezcla cultural lejos de verse como un problema, debería constituir un orgullo para los ciudadanos que reciben a personas que llegan huyendo de la pobreza o de cualquier tipo de persecución política. Las corrientes migratorias son una fuente de riqueza con un gran potencial de intercambio sociocultural. Sacar provecho de ese potencial es  fundamental si se desea alcanzar una sociedad más justa, culta y rica.

Partiendo de estas reflexiones un grupo de profesores de universidad y de especialistas en comunicación audiovisual1 y dinamización de la lectura, puso en marcha en otoño de 2004 el Proyecto No me llames extranjero, una intervención didáctica –que se desarrolló en Donostia entre octubre de 2004 y marzo de 2005– en la que confluían un taller  educativo y un programa de televisión.

El Taller estuvo integrado por dos grupos de personas. Por un lado, inmigrantes procedentes de distintos puntos del  mundo, preferentemente de países iberoamericanos y, por otro lado, ciudadanos españoles que ya han sobrepasado
la edad de jubilación. Ambos grupos de individuos son ricos en experiencias y conocimientos, y por lo tanto en el Taller intercambiaron sus saberes. Se conocieron y aprendieron a comprender al otro y a convivir con él.

Hay que tener en cuenta que algunas de las personas mayores que integraron el programa habían sido en su día  emigrantes, o hijos de emigrantes, y por lo tanto su doble experiencia –como emigrante en el pasado, y como anfitrión
de los actuales inmigrantes en la actualidad– constituyó un punto muy interesante de cara a que comprendieran el  ondo de los problemas a los que se enfrentan las personas que dejan su tierra por necesidad.

El Taller pretendió asimismo capacitar a los asistentes para comunicarse con su entorno, habilidad que se convierte en una pieza fundamental de cara a que esas personas estén preparadas para desenvolverse en el medio carcelario y, más tarde, en una sociedad nueva para ellos y en gran medida desconocida.

El encuentro de dos grupos de participantes, mayores e inmigrantes, se fundamentó en el autodiagnóstico de las  necesidades de ambos y en la creación de un proceso de búsqueda concientizadora, utilizando el término que acuñara Paulo Freire en los años sesenta, de un territorio común.

Se trató de definir inicialmente las necesidades de ambos grupos con la participación de todos los integrantes y de  buscar metas que pudieran ser compartidas, o compartibles, que permitieran definir los intereses comunes de  inmigrantes y mayores y ayudaran a construir el campo de juego en el que desarrollar cada sesión del Taller.

Para ilustrar la idea de este Seminario, podríamos decir que el hecho de saber cuáles son los perfiles dominantes de los inmigrantes que llegan y se instalan en nuestro país, la posibilidad de conocer sus problemas, o de definir qué dificultades son más habituales al llegar a esta tierra hasta ahora desconocida para ellos, o con qué salidas laborales cuentan más a menudo, son sólo algunas de las caras de un gran prisma.

Pero, si esas informaciones parciales son importantes, no debemos olvidar que más importante aún resulta formar a esos participantes como auténticos y eficaces comunicadores, para que, en primer lugar, sepan diagnosticar los problemas, y, en segundo lugar, sean capaces de hacer aportaciones para contribuir con las diversas administraciones a resolverlos y construyan un sistema de relaciones que permita ver cómo se pueden beneficiar esos dos grupos que deben salir mutuamente enriquecidos con la experiencia.

Pongamos un ejemplo de esta riqueza. Muchos inmigrantes, especialmente los provenientes de países de América con una tradición indígena consolidada, han rendido culto de admiración a sus mayores pues los consideran detentadores del saber y la memoria histórica.

Es ésta una tradición que se remonta muchos siglos atrás. Esas personas inmigrantes son especialmente capaces de  atender al cuidado de los mayores, esto sucede en muchos lugares de España.

El culto a la pachamama –a la madre tierra– hace que muchas personas inmigrantes, sobre todo mujeres, desempeñen esta labor de atención y también de comunicación con los mayores con gran naturalidad, especial esmero y “eficacia”.

Ese talante, y esas raíces culturales, son aportaciones objetivables que convierten a estas personas en facilitadoras de la comunicación. Éste fue uno de los principales objetivos del Taller: facilitar la intercomunicación, invitar a la libre  expresión y consensuar los contenidos de esta experiencia, ejemplar en su género.

La experiencia

Lo que vamos a presentar es una adaptación del Taller a la realidad de la prisión Madrid V, sita en Soto del Real.  Describiremos el trabajo realizado desde la expresión escrita, la lectura y la creatividad. No me llames extranjero se planteó con el fin de recuperar la memoria histórica tanto de los emigrantes como de nuestros mayores y aprovechar la experiencia de éstos y su bagaje cultural, intelectual y afectivo para favorecer la integración de los inmigrantes, en este caso, en el entorno penitenciario y, por extensión, en la sociedad española.

El proyecto trabajó en torno a un bloque de contenidos sobre expresión literaria y creatividad, haciendo especial  hincapié en la práctica de la comunicación interpersonal y en el intercambio de experiencias y conocimientos entre los estudiantes.

A lo largo del tercer trimestre desarrollamos en el Centro Penitenciario Madrid V, en Soto del Real, el proyecto No me llames extranjero, uno de cuyos principales objetivos es favorecer la integración de los inmigrantes en nuestro país,  apoyándose en la memoria histórica de los ciudadanos españoles de más edad, a través de la creatividad y la expresión literaria para que los extranjeros puedan transmitir su realidad marginal.

Trabajamos, por tanto, con un grupo de reclusos en el que hubo representación de la comunidad extranjera (de 15 nacionalidades diferentes) y de la tercera edad (a partir de 55 años).

Literatura y creatividad: Propuesta de contenidos

  • Hábitos y costumbres de cada país: antropología de las emociones.
  • Testimonios de emigrantes extranjeros en España.
  • Así soy y pienso:
  1. Biografía.
  2. Vida cotidiana.
  3. Datos favoritos.
  4. Qué nos hace reír.
  5. Razones para la felicidad.
  6. La casa, el hogar de los sueños y la familia.
  7. Proyectos, sueños, deseos, temores.
  • La multiculturalidad y emigración en la Literatura:
  1. Cuentos y leyendas del mundo.
  2. Poetas emigrantes.
  3. Novelas desde el otro lado.
  4. Literatura y pateras.
  • Cartas de amor y desamor: el lenguaje epistolar.
  • Emigración, racismo y xenofobia en el humor gráfico.
  • Retratos de familia:
  1. Historias de familia: tipos y estereotipos.
  2. Reflexiones ante la llegada de un hijo.

Orientaciones metodológicas

Se trató de un Taller por lo cual se siguió una metodología eminentemente práctica, mediante el diseño, desarrollo y evaluación de actividades, todo ello desde una base teórica que sentara los cimientos sobre los que se erigió todo proyecto formativo.

Partimos de la idea de que el alumno es, en última instancia, quien construye su propio conocimiento y, en ese sentido, las decisiones metodológicas que se adoptaran debían tener en cuenta que aprender es construir significados nuevos en un proceso interactivo entre el propio alumno, los contenidos, el maestro y los compañeros.

Provocamos una inquietud intelectual en el alumno que se pudiera solucionar ofreciéndole situaciones de indagación y experimentación para encontrarle una explicación. Para ello usamos todo material que convirtiera el aula en algo activo: periódicos, revistas, medios audiovisuales, fuentes orales.

Los contenidos presentaron una coherencia y una lógica interna que el alumnado podía percibir. Así comprendieron el porqué de la secuenciación de los contenidos, actividades y objetivos. De este modo se favoreció su seguridad y autonomía en el trabajo.

Como maestros actuamos como guías, no como presentadores de conocimientos acabados, ya que el profesor es el mediador entre los materiales, las actividades presentadas y el sujeto, concediendo mucha importancia a la motivación durante el proceso de aprendizaje y favoreciendo una actitud positiva del alumnado.

Evaluación

  • Analizamos la participación activa, constructiva y respetuosa en los debates y actividades que se plantearon.
  • Valoramos la manifestación espontánea y sincera de sus problemas, dudas u opiniones en todas las actividades que se iban formulando.
  • En la evaluación formativa nos preocupamos de ir detectando las dificultades que iban apareciendo y propusimos los reajustes necesarios para las sesiones siguientes.
  • La observación se realizó tanto en los debates como en los ejercicios escritos y tanto en las actividades individuales  como grupales.

Leer y escribir para comprender el mundo

Trataré a partir de este momento de reflexionar en voz alta sobre la extraordinaria experiencia formativa en la que he  tenido el privilegio de participar. Y al hacerlo estaré subrayando el poder que tienen la lectura y la escritura para contribuir de un modo decisivo al cambio y la regeneración de nuestras sociedades.

Al dar a nuestros alumnos la oportunidad de leer y escribir les obligué a asumir riesgos porque los textos produjeron  cambios inevitables en su personalidad. Como lectores interpretaban y manipulaban los textos al leerlos, pero al mismo tiempo no pudieron evitar que las imágenes y las palabras que les regalaba el escritor calaran en su interior y les  transformaran.

Los recursos con los que trabajamos –canciones, secuencias cinematográficas, poemas, imágenes, etc.– les ofrecieron un espacio civilizador, en donde compartieron imágenes, silencios, interpretaciones y palabras.

Tanto como maestro como en condición de experto en comunicación quise defender el carácter comunicativo,  trasgresor, educativo y enriquecedor de la lectura.

Estaba convencido de que al mover a nuestros alumnos a leer y escribir estaba contribuyendo a la mejora de su calidad de vida, al ofrecerles oportunidades para formarse como lectores, y por ende, facilitándoles ocasiones para satisfacer sus deseos de informarse, conocer, entretenerse y participar en la vida comunitaria.

Traté de demostrarles que hay más de una manera de ver y hacer las cosas, que no existen verdades absolutas y que sólo cuando respetamos y comprendemos al otro con tolerancia somos verdaderamente libres.

Al incitarles a leer y escribir les estaba proponiendo un apasionante viaje hacia la otredad porque los textos nos relacionan con otras tierras y otras personas y, al mismo tiempo, con nuestros propios paisajes interiores.

Los materiales didácticos les ayudaron a descubrir las semejanzas y diferencias que existen entre nosotros y los otros,  jugando un papel subversivo porque subrayaron su empatía, su capacidad de ponerse en el lugar del otro.

Intenté contribuir a formar lectores multiculturales, es decir, lectores abiertos a la posibilidad de ver el mundo desde  distintas perspectivas; abiertos a reconocer y valorar las diferencias; sensibles a las riquezas de su propia cultura y la de los demás; en conclusión, que se reconocen a sí mismos y aceptan al otro.

Quise ayudar a los participantes en este singular seminario a leer y escribir para fecundar su futuro, es decir, a leer  sembrando sus corazones de experiencias enriquecedoras, de retos intelectuales estimulantes y de vivencias  emocionales intensas que les cuestionen y les hagan poner en duda sus convicciones para llegar, algún día, a reposar –serenos y satisfechos– porque habrán alcanzado el puerto acogedor de su propia Ítaca íntima y única.

Provoqué el contacto continuo, impactante y atractivo de nuestros alumnos con las distintas formas y soportes de la lectura. Les permití manipular, experimentar con los cinco sentidos, creando situaciones de aprendizaje que les provocaran a acercarse a los textos.

En cada sesión cuestioné a nuestros alumnos, les induje al análisis, al recuerdo, a la evocación y al acercamiento a los recursos más variados. Cada pregunta, al ser personal, les movía a contestarla, estimulaba su curiosidad, ayudando a cada uno a pasar de una pregunta a una respuesta que abría una nueva pregunta, con toda libertad y sin temor a  “equivocarse”. Escuchar, orientar, poner en contacto, provocar encuentros ése fue precisamente mi papel.

Me convertí en cada sesión en un modesto nexo entre el que busca y la información y entre unos alumnos y otros que podían tener inquietudes similares.

Di confianza al participante inseguro, al que traté con delicadeza porque los asistentes no eran meros receptores de lo que como profesor tenía la amabilidad de enseñarles, sino que eran personas que podían pensar por sí mismas y  comprender según sus propios criterios y experiencias. Cada asistente recibió las llaves necesarias para acceder a los textos de modo que al concluir su experiencia lectora no sintiera exclusivamente que había aprendido sino sobre todo “que había sido tocado”, transfigurado por el acto lector.

Conclusiones

Hasta aquí las reflexiones trascendentes y pedagógicas. Permítanme terminar con unas cuantas conclusiones a  vuelapluma.

  1. Me permito recordarles a ustedes que uno de los principales objetivos del proyecto No me llames extranjero es favorecer la integración de los inmigrantes en nuestro país, apoyándose en la memoria histórica de los ciudadanos españoles de más edad.
  2. Este proyecto debe tener continuidad porque ha supuesto la primera etapa de un viaje apasionante hacia la integración serena y grata de los inmigrantes en la sociedad española de la mano de la experiencia, el carisma y la sabiduría de  nuestros mayores.
  3. El trabajo está a medio hacer, sólo se han puesto las bases del edificio y sería un fraude privar a los asistentes del placer y el derecho de contemplar el grandioso panorama que se verá desde la azotea cuando hayamos culminado todo el proyecto.
  4. La evolución de nuestros alumnos a lo largo del seminario nos anima a reclamar el apoyo de las administraciones educativas y penitenciarias. Cada sesión nos permitía observar en todos ellos un estimulante y firme crecimiento personal y una motivación progresiva que les movía a sugerir nuevas vías de trabajo y que nos obligaba a dejar correr el aire entre nuestros planteamientos para que tuvieran lugar todas las opiniones y todos los posibles  enfoques didácticos.
  5. Pero, en resumen, ¿cuál es la originalidad de No me llames extranjero?

Estamos ante un proyecto formativo único por dos motivos:

  • Conjuga la participación de dos grupos sociales –inmigrantes y mayores– que nunca antes habían tenido la oportunidad de compartir en nuestro país un proyecto educativo.
  • Se trabaja desde dos enfoques complementarios y aparentemente en continua disputa: la creación literaria y la lectura, por un lado, y el arte y los medios audiovisuales (cine, música, etc.) por otro.

En conclusión, durante nuestra intervención en el Seminario trajimos hasta nuestros alumnos un diminuto pero luminoso ramillete de propuestas didácticas que les sirviera como detonante para su inmersión en el apasionante mundo de la creación literaria y la lectura.

Ojalá nuestro trabajo haya servido para esmaltar la convivencia entre españoles y extranjeros con el barniz del  sentimiento que bebe de esta cascada exuberante de divertimentos chispeantes de dinamización de la lectura y la creación literaria.

Nota:

  1. El equipo estaba formado por Itziar Gavilán, Agustín García Matilla, Itziar Gavilán, Luis Matilla y Kepa Osoro. La parte técnica y televisiva corrió a cargo de Pablo Mínguez. En el proyecto participaron también profesores del EPA  Zuloaga de Donostia y ATEI(Asociación de Televisión Educativa Iberoamericana).

Autor: Kepa Osoro Iturbe es experto en bibliotecas escolares, Literatura Infantil y animación a la lectura.

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