Tecnología, Internet y Educación Emocional

Reflexión en torno a los efectos a nivel social de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en los niños y jóvenes dentro de un contexto social nuevo y que cambia con celeridad.
Sociedad e instituciones educativas
Son numerosas las obras literarias y cinematográficas que juegan a adivinar cómo será el futuro. A menudo describen sociedades fuertemente jerarquizadas, donde el consumo de bienes de los ciudadanos es muy dirigido. Dibujan una población que tiene una visión individualista y simplista del mundo que uniformitza sus pautas de comportamiento bajo la bandera del progreso y del desarrollo comunitario. Son sociedades donde la tecnología tiene un papel central y las emociones las controla el mismo sistema.
La sociedad en que vivimos hoy no es como éstas descritas, pero tampoco es igual a la sociedad que nos educó. Hay evidencias de los cambios como la globalización económica, social, de los medios de comunicación, del trabajo, etc. El día a día de un niño o de un joven de ahora es muy diferente en cuanto a las actividades que realiza, pero también cómo y con quiénes las realiza, y cómo las siente. Las vive de manera diferente porque el contexto es diferente, más lleno de estímulos que se mueven a mucha más velocidad. Tiene más juguetes tecnológicos a su alcance y menos horas de presencia de los padres a su lado.
Es evidente que la escuela actual no se adapta a estos cambios de la sociedad y no prevé posibles modificaciones de concepto y replanteamiento del para quién educamos. Consolidar las innovaciones educativas y vencer las resistencias es complejo. Harry F. Wolcott advertía: “parece oportuno aconsejar a los reformadores de la educación que estén más atentos a la cultura si es que quieren comprender a fondo cómo las escuelas perduran tan extraordinariamente iguales a sí mismas todo y los esfuerzos bien intencionados y persistentes que se realizan para cambiarlas”. Quizás podemos aprovechar el momento de la inclusión de las herramientas tecnológicas a los centros para re-pensar las actividades de enseñanza-aprendizaje y redefinir las instituciones educativas actuales.
La persona ante Internet y la tecnología
Uno de los cambios que más ha influido en nuestra manera de vivir, trabajar o relacionarnos es la popularización de Internet. Como todos los grandes cambios, algunos sectores lo han asociado a desconocimiento, miedos, adicción, dependencia y a consecuencias negativas de conducta y de pensamiento. También surgieron resistencias a los cambios cuando se incorporaron a la sociedad inventos como la imprenta, la televisión o el teléfono móvil y ahora forman parte de nuestro día a día.
Existen diferentes discursos sobre la tecnología, más a favor o más en contra, desde el más crítico, político y social, a los apocalípticos, pasando por los mercantilistas hasta los tecnocentristas. Más allá que estemos de acuerdo con las diferentes posiciones, tengamos más “filia” o más “fobia” a la tecnología, tenemos que reconocer que estamos rodeados de ella y convivimos con ella. Por lo tanto, tenemos que hacerlo de la mejor manera posible, intentando que la tecnología se adapte a nuestras necesidades y no nosotros adaptarnos a ella. Podemos repensar el uso que hacemos de la tecnología para que nos ayude a humanizar, facilite el proceso educativo y permita la interacción positiva con otros usuarios.
“Para muchos niños,
Internet es hoy lo que la calle
representó para sus padres”
Para muchos niños, Internet es hoy lo que la calle representó para sus padres: el medio dónde jugaban, dónde se relacionaban en su tiempo libre, y donde vivían la educación de y en la calle. Los jóvenes de hoy desconocen muchos juegos para jugar en el aire libre, en cambio, les es “natural” navegar, chatear, conectarse, adjuntar, jugar en línea... conceptos que en la calle (sin Internet y la tecnología) pierden su sentido. También miran la televisión, pero la tendencia actual es aumentar el tiempo dedicado al ordenador. E Internet, como la calle, tiene sus normas, sus lugares tranquilos y sus lugares oscuros. Hoy la frontera de la fractura digital la puede marcar el tener acceso o no a la Red y saberse mover en ella porque es como andar por la calle donde se puede vivir, formarse, trabajar, relacionarse...
La tecnología como juego audiovisual
En la mayoría de los casos, el primer contacto consciente y activo del niño con la tecnología lo hace con el videojuego y el zapping televisivo. De una manera “natural” incorpora la nueva cultura digital, domina los mandos y menús de los diferentes aparatos y juegos. Actualmente los videojuegos (de videoconsolas y ordenadores), incluso con la piratería, facturan más dinero que el sector de la música o el sector cinematográfico. De media, se invierte más dinero para hacer un juego que para hacer una película. Se ha ampliado el conjunto de población que los utiliza al público adulto en las diferentes tipologías de juego: de competición, azar, deportivos, simuladores, de aventura, de estrategia... La frase “Adulto a los diez y niño a los cuarenta” hace referencia al cambio de rol de la niñez-madurez, donde el niño adquiere derechos que no le eran propios y el adulto se puede pasar horas jugando como un niño.
Las experiencias en el juego audiovisual pueden ser más o menos positivas. En el polo negativo encontramos que, como gran parte de las producciones culturales, muchos juegos provienen y siguen patrones de la sociedad norteamericana, con modelos sexistas, violentos y con valores absolutos como el éxito, la competencia, la apariencia o el individualismo. Para alguien puede ser más importante tener juguetes que jugar porque los juegos dan estatus. También es destacable el aumento de juegos de azar en línea con casinos virtuales y casas de apuestas sobre acontecimientos deportivos que suponen un gran negocio para las empresas (normalmente ubicades en paraísos fiscales).
Por suerte, en el vertiente positivo, muchas veces jugar a Internet lo convierte en un espacio tejido de emoción, empatía, intriga, satisfacciones, humor y que permite encontrarse con amigos, socializarse entre iguales y superar las dificultades gradualmente. El juego, como actividad humana presente en todas las sociedades, da placer, diversión y tiene un gran potencial educativo. Nos permite trabajar aspectos como la toma de decisiones, la coordinación viso-manual y la orientación espacial. Nos posibilita estudiar las informaciones de los juguetes, las estrategias publicitarias, hablar de la compra, de nuestros gustos, de la calidad, de cómo se pueden clasificar... Y podemos aprender a compartir, por ejemplo, organizando una ludoteca en el instituto con juegos de videoconsolas que nos permita tener interacción con otros usuarios.
La gestión de las emociones y la tecnología
Delante de los cambios sociales, tecnológicos y de las nuevas conductas laborales, lúdicas, culturales, familiares, de pareja que nos afectan personalmente, se visualizan diferentes caminos que proporcionan respuestas como la espiritualidad, la psicología, la sociologia, el esoterismo, la religión, la autoayuda, la divulgación científica, la filosofía... Vías que intentan, en último término, ayudar a hacer la alfabetitzación socioemocional de que carecemos.
Está demostrado que el cerebro es flexible, la práctica lo modifica y puede reaprender. Y a pesar de que no hay genes que nos ayuden a encontrar la felicidad, no los hay que nos impidan mejorar desde el punto de vista emocional. En definitiva, buscamos ser felices en este mundo, y para lo cual nos hace falta estar bien con nosotros mismos, con el entorno y tener un buen autocontrol, ganado mediante la autoobservación y la expresión de los sentimientos propios. Las estructuras sobre las cuales nos construimos actualmente no nos ayudan mucho a convertirnos en personas más humanas y más felices. Hace falta hacer una nueva lectura, desaprenderlas y superar las carencias afectivas, los sentimientos negativos (culpa, inseguridad, insatisfacción, fracaso, desilusión...), las emociones negativas (miedo, tristeza, ansiedad...), y las frustraciones (desbordamiento, esfuerzo, expectativas...).
Nos acercamos a las vivencias tecnológicas (con el ordenador, Internet, videoconsolas, la cámara de fotografiar, el vídeo...) con el potencial informativo, energético, regulador y adaptativo que tienen las emociones con un comportamiento asertivo y pensamiento positivo. Desarrollamos las habilidades sociales, de comunicación y de negociación (buscar acuerdos, saber ceder, empatía...) para integrar emoción, pensamiento y acción. Analizamos y reflexionamos sobre las actividades con tecnología para tomar conciencia y responsabilidad en sus usos y conciencia de nuestras emociones hacia ella.
En este contexto nacieron las emoticonas, un sistema ideográfico basado en iconos que hacen referencia a una cara humana que expresa una emoción. En el inicio se utilizaban los caracteres de las fuentes de texto para escribir y hacía necesario girar la cabeza para poderla entender. Sirve para vencer las limitaciones expresivas del texto de los e-mails y se ha extendido su uso a otras actividades cotidianas.
Las emociones dentro del sistema educativo
Hay relación entre el estado emocional de los alumnos y de los profesores, por esto es bueno tomar conciencia de la necesidad de incorporar plenamente las emociones y los sentimientos en la vida personal y profesional. A menudo hemos caído en el olvido de la dimensión social y el poder de las emociones en los centros educativos. Tenemos que aprovechar los recursos que nos muestra la educación en valores, de competencia social, de resolución de conflictos, de mediación, la inteligencia emocional y la educación emocional.
Así pasamos de sólo transmitir conocimientos a desarrollar las competencias interpersonales e intrapersonales de profesores y alumnos. El objetivo es educar seres para que se gobiernen, no para ser gobernados, formar personas aceptadas en el grupo, felices, autónomas, responsables y solidarias. En el centro educativo la base es crear un buen clima emocional, con un enfoque global e integrador con la vivencia. Por esto tenemos que cambiar el sentir, el pensar y el hacer en la construcción personal del alumnado, repensar hacia la afectividad y desde la afectividad.
Y aprovechar las ventajas que nos puede dar la tecnología bien utilizada a los centros, como la variedad de métodos de aprendizaje, el protagonismo del alumnado, el aumento de la motivación, la colaboración en las actividades, trabajar en grupo, crear comunidades educativas virtuales, facilitar el acceso a la información, respetar positivamente la singularidad, la interactividad, la eficiencia... Los proyectos colaborativos de centro o telemáticos nos permiten adelantar sin la delimitación de las áreas de conocimiento, sino que trabajamos globalmente las experiencias, vivencias, realidades, motivaciones, intereses y necesidades.
La importancia de la imagen y las familias
Los protagonistas de la educación de hoy, los alumnos, se acercan de otra manera a la tecnología, desde bien pequeños tienen un gran bagaje audiovisual y generan imágenes internas por placer. Están acostumbrados a acercarse a la información, donde la imagen tiene un papel central, sin seguir un orden lineal en el sentido cronológico y espacial, como quien navega por Internet o hace zapping. Por esto es importante la introducción en los centros educativos de la educación audiovisual y la educación en comunicación.
Los alumnos consumen más de tres horas diarias de televisión de media. Hay quién en un año está más horas ante la televisión que en la escuela o en el instituto. Muchas de estas horas son fuera de horario protegido o sin la compañía de un adulto. En números absolutos, es al atardecer el momento que más menores de edad la miran. Reciben un bombardeo constante de información desde publicidad agresiva a programas sensacionalistas. La tendencia actual es la de reducir el consumo televisivo para aumentar el de los audiovisuales de Internet, porque controlan más los contenidos que ven, lo que quieren, cuando quieren.
Ante estos consumos es conveniente tener a las familias como aliadas y poder trabajar conjuntamente. Tienen que aprender que las máquinas no son buenas ni malas en sí mismas, sino en función del uso que se les da y, a pesar de que las utilizamos con finalidad educativa, muchas veces no se han pensado con este fin. De la misma manera, muchos de los contenidos e imágenes que llegan a los hogares a través de los diferentes medios de comunicación necesitan ser interpretados para ayudar a entenderlos.
Por esto es bueno hablar, compartir y hacer actividades conjuntas al entorno de estos medios, como dibujar con los adultos aquello que los ha emocionado. Pueden hacer fotos y pasar la cámara de mano en mano para comentarlas. Una actividad muy recomendable es realizar entre todos un álbum familiar porque permite desarrollar la idea de tiempo y los criterios de selección. Podemos fijar normas que con el tiempo aprenderán a transgredir. No se puede evitar que vean cosas que no querríamos, pero se puede educar para que hablen.
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Autor: Jordi Juvany i Vila
Jordi Jubany i Vila es maestro y formador Área TAC (Tecnologías del Aprendizaje y del Conocimiento) del Departamento Educación de la Generalitat de Catalunya.

