Una noche en la tierra de los hombres del libro

Artículo publicado en el nº 244 Especial Educación Literaria e interculturalidad
Artículo publicado en el nº 244 Especial Educación Literaria e interculturalidad

El escritor y periodista Gonzalo Moure, presenta en este artículo las vivencias que le llevaron a un sueño hecho hoy realidad: un autobús que lleva la lectura a los niños de los campamentos saharauis, el Bubisher.


Charlábamos Limam y yo. De sus ancestros poetas, de Chej el Mami y Mohamed El Tolba. A un lado de la hoguera estaba yo, el doctor Livingstone, supongo, el pedante español escribiendo en su Note Book lo que veía y escuchaba a los pastores de la badía. Al otro el joven poeta de musical castellano, horneado en la generosa y cálida Cuba. Él escribía un poema que se convertiría en un clásico:

"Me pregunta un viajero
qué significa galb. (…) Como Tiris es el ombligo del Sáhara
Galb es un corazón,
corazón de piedra"

Y me di cuenta. No era yo quien tenía que describir el desierto, sino él, su habitante.  Escribiría mi libro, sí, pero sólo como una renuncia. Los demás eran cosa de Limam, de Ebnu, de Bahía, de Zhara, de Iselmu, Chejdam, Saleh y Eluali. De ellos, y de los niños que vinieran detrás.

“Interculturalidad es eso:
darles nuestra cultura para que no olviden
que tienen que seguir construyendo la suya,
el cimiento de su identidad”

Ante aquella fogata quemé mis títulos de colonialista cultural y soñé por primera vez un bibliobús que fuera sembrando con paciencia las semillas de los futuros poetas saharauis, narradores saharauis, pintores y cineastas saharauis. Un sueño que encontró acomodo entre los niños de una escuela gallega que ya conocen el camino de la solidaridad, de la "compartición", que detrayendo treinta céntimos cada semana de su paga acabaron por echar a rodar el bibliobús. Que bautizó con la gracia de Aláh Ricardo Gómez: El Bubisher. El humilde pájaro que trae las buenas noticia a las jaimas. Y ahora a las escuelas. Interculturalidad es eso: darles nuestra cultura para que no olviden que tienen que seguir construyendo la suya, el cimiento de su identidad. Miles de niños españoles y saharauis colaboran ya en esta tarea. Y decenas de voluntarios que han ido e irán (e iremos) el curso que viene: no a sustituir, sino a provocar; no a enseñar, sino a preguntar.

Porque en este ir y venir hemos encontrado la raíz de la verdadera educación: no la enseñanza, sino la "preguntanza". No más enseñar a leer para después ofrecer los libros, sino al revés: ofrecer los libros como cofres cerrados que contienen sueños, para que ellos sean los que, llenos de deseo, quieran aprender a leer. Y después a escribir. Lo pedirán, ya lo piden. Para soñar primero y contar después sus propias historias.

“Concebimos el fondo del bibliobús
pensando en nuestros niños, a los que tratamos
de dar un baño de realidad para que bajen a la tierra.
Pero ellos viven en la tierra, en el polvo
en suspensión, en el siroco,
en los 50 grados a la sombra del verano”

Un descubrimiento. Que me admira por nuestra propia estulticia: concebimos el fondo del bibliobús pensando en nuestros niños, a los que tratamos de dar un baño de realidad para que bajen a la tierra. Pero ellos viven en la tierra, en el polvo en suspensión, en el siroco, en los 50 grados a la sombra del verano. Ellos no necesitan bajar a la realidad, sino ascender a la fantasía. Como necesitaban los niños de la época victoriana, o necesitábamos los niños de la posguerra. Desde ese reino de los sueños y la fantasía se alzarán campos de trigo en el desierto. Inchaláh.

 

"El niño ofrece
con sus ojos,
con el triste brillo
de su rostro
lo único que puede.
El niño no tiene nada,
y en medio de la nada
hay un árbol de duna.
El Dios del viento estornuda
y el niño ofrece
a su amigo de otra cultura
un ramo de tempestad,
lo único que tiene.

Si quieres conocer el proyecto, visita www.bubisher.com

Autor: Gonzalo Moure

Gonzalo Moure es escritor.


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