Walt Disney: El rey Midas de la animación

Análisis de la vida y obra del dibujante, productor, animador y director estadounidense Walt Disney nacido el 5 de diciembre de 1901.
Los inicios
Walter Elias Disney (1901-1966), dibujante, productor, y director de dibujos animados nació en Chicago, Estados Unidos, el 5 de diciembre de 1901. El cuarto de cinco hermanos, Walt pasó los primeros años de su vida en La Ciudad del Viento. El ambiente poco saludable que se vivía en aquella época en la urbe, hizo que la familia Disney decidiera trasladarse a Marceline, en el estado de Missouri. Ahí vivieron en una pequeña granja de cuarenta y cinco acres.
Las primeras experiencias de Disney con el entorno provienen de ahí, de un paisaje bucólico y pastoral, rodeado de naturaleza y amigables vecinos. En 1908 los dos hermanos mayores, Herbert y Raymond, deciden dejar la granja y se marchan hasta Chicago donde viven la época dorada de la ciudad. En el año 1910 su padre contrae el tifus y, ante la imposibilidad de trabajar, se ven obligados a vender la granja y trasladarse a vivir a Kansas City.
Tras abandonar la escuela a los 16 años, Walt estudió durante breves periodos, en escuelas de arte en su ciudad natal y en Kansas City. En 1918, con dieciséis años, Walt era demasiado joven para ingresar en el ejército. Cuando se entera de que el cuerpo de ambulancias de la Cruz Roja acepta a muchachos de su edad, miente sobre el año de su nacimiento y se alista. Tras la guerra, el cuerpo se queda con cincuenta de sus mejores hombres, entre los que está Walt, para irse a Francia. Ahí empezará a fumar. Un año después vuelve a los Estados Unidos.
A su llegada, Walt tiene la firme intención de convertirse en un gran artista. Establecido en Kansas, empieza a trabajar en un estudio donde se dedica a dibujar animales para catálogos alimenticios. Poco tiempo después, y con experiencia a sus espaldas, se asocia con un compañero llamado Ub Iwers y funda la compañía Iwers-Disney. Tras no pocas dificultades, la empresa empieza a ser contratada para realizar animaciones para anuncios. En aquellos años, los dibujos animados todavía eran muy primitivos: sólo voluntariosas ilustraciones animadas en blanco y negro que reproducían las tiras cómicas de los periódicos. Walt Disney, que era un perfeccionista, ofrece una calidad mayor que la de sus competidores y su fama empieza a ser conocida por todo el país.
La génesis de una gran empresa
Walt decide dedicarse en exclusiva a los dibujos animados. Como no disponía de mucho presupuesto, decide contratar a algunos aprendices que no cobran por su trabajo. Tras mucho pelear, logra un préstamo de 15.000 dólares para poder ampliar su compañía. Por esa misma época, recibe el encargo de producir una serie de cortos protagonizados por hadas. Apesar de ello, la suerte de Walt no mejora y al poco tiempo se declara en bancarrota. Sin dinero y sin proyectos, decide trasladarse a California para probar fortuna.
Desesperado, cuando llega a Hollywood es contratado como extra para un película del oeste pero nunca llega a debutar. Sin verle futuro a la interpretación, monta un pequeño estudio de animación en el garaje de su tío Robert. Ahí contacta con un distribuidor que le encarga realizar unos cortos animados. Tras recibir el adelanto, y consciente de que él no sabe administrar el dinero, llama a su hermano Roy y le encarga llevarle la contabilidad. Libre de esa carga, Walt se puede dedicar a lo que verdaderamente se le da bien: crear dibujos.
En 1923, y con 3.200 dólares en el bolsillo, funda el Disney Brothers Studio. Comprando una cámara de segunda mano y contratando a un par de ayudantes, empieza a realizar películas en serie. Ese mismo año se casó con su novia Lilian. Durante esos años un productor le encarga la creación de un personaje animado. Disney inventa a Oswald, un conejito, que obtiene un gran éxito y le proporciona a la empresa cierta estabilidad económica. Llamado por los productores a Nueva York, Walt se encuentra que en La Gran Manzana le roban los derechos de su personaje y le obligan a trabajar bajo contrato. Descorazonado decide mantenerse independiente. En el viaje de vuelta, se producirá un hecho ascendente para el futuro del cine de animación: Walt crea a un ratón al que llama Mortimer. Su mujer Lilian le comenta que al animal le pega mucho más el nombre de Mickey. Como los lectores podrán imaginar, el dibujante hace caso a su esposa y da inicio a la leyenda.
Los inicios de Mickey en el mundo de los dibujos animados fueron bastante desalentadores pues tenía que competir con personajes muy similares (el gato Félix, el conejo Oswald) que ya estaban consolidados. Pero sin desalentarse, lograron el primer éxito del personaje con el corto Steamboat Willie de 1928. El acierto de Walt fue crear una historia divertidísima que, además, incorporaba elementos sonoros. Cuando público y crítica caen rendidos a sus pies, es hora de plantearse retos mayores.
La consolidación
Una vez consolidado Mickey, Walt empieza a trabajar en un proyecto absolutamente innovador: las Silly Symphonies (Sinfonías Tontas) iniciadas con The Skeleton Dance (1929). Por esa misma época aparecen otros personajes como Donald, Goofy o Pluto. A partir de ahí, una nueva idea ronda en la cabeza del genio de Chicago: crear el primer cortometraje en color. El resultado fue Flores y Árboles, un espectacular trabajo en Technicolor que le valió un Oscar en 1932.
Tras el Oscar, a Walt se le ocurre la idea de producir el primer largometraje animado. La idea inicial era adaptar el cuento popular Blancanieves y los Siete Enanitos. Aunque todo su equipo le persuade de que era una idea descabellada (el presupuesto podía dispararse en más de un millón de dólares de la época), él tiene claro que los cortometrajes representan un terreno ya agotado y que es necesario abrir nuevas perspectivas.
Para la producción de la película se contrata a más de 300 artistas que trabajan incansablemente durante tres años aguantando las manías y el perfeccionismo de su jefe. La película se estrena un 21 de diciembre de 1937 en el Carthay Circle Theatre de Walt Disney Los Angeles. El filme se convierte en un éxito de taquilla descomunal y se alza como la película más taquillera de la historia.
Merced al dinero obtenido por el largometraje, se invierten tres millones de dólares en crear unos estudios en Burbank. Ahí nace la idea de tres nuevos proyectos: Pinocho, Bambi y Fantasía. Cada uno de estos filmes comportaba una forma determinada de entender la animación: Pinocho necesitaba mucho detalle, Bambi requería una nueva forma de plantear el movimiento de los animales y Fantasía una animación coordinada con la música.
En 1940 se estrena Pinocho, que supone un éxito de crítica pero no económico. Un año después llega a las carteleras Fantasía, una obra maestra poco comprendida en la época que supuso un auténtico descalabro económico. El resultado son más de cuatro millones de dólares de deuda y unos trabajadores descontentos que no cobran lo suficiente. Walt saldría de esta situación tras el estreno de Dumbo (1941) y especialmente Bambi (1942), que supusieron un enorme éxito económico y acabó de consolidar artística y económicamente a la compañía.
Un éxito tras otro
Durante la Segunda Guerra Mundial, los estudios Disney realizan cortos de animación de carácter propagandístico. Dentro de esta producción destaca un título llamado The New Spirit que concienciaba a los ciudadanos sobre la necesidad de pagar impuestos. Otros cortos parodiaban a Hitler u otros mandatarios de las fuerzas del eje.
Al acabar la guerra, Disney estaba ahogado por las deudas. Mientras Walt quería probar con otros proyectos, su hermano Roy prefería no arriesgar e intentar reducir gastos. En 1946 se estrena La Canción del Sur, filme, estimable, que en su época fue considerado racista. Esta cinta alternaba dibujos animados con imagen real, pero el sistema no acababa de convencer al genio que quería poner en marcha otro proyecto exclusivamente de animación: La Cenicienta. Walt
pretendía que esta película fuera un compendio de todos los logros obtenidos hasta entonces. Su éxito de taquilla es tan espectacular, que le proporciona a la empresa nuevos ingresos con los que planificar proyectos.
Escarmentado, Walt se da cuenta de que ha de alternar producciones animadas, más caras y costosas, con otros filmes en imagen real más sencillos y de presupuestos mediosbajos. Dentro del género de la animación, en los sucesivos años se estrenan títulos como Alicia en el País de las Maravillas (1951), Peter Pan (1953) o La Dama y el Vagabundo (1955). Ese mismo año también marca un hito en la trayectoria de Walt Disney: la creación de Disneylandia, el primer parque temático del mundo.
Durante aquellos años Disney también entra en la televisión, tras firmar un contrato con ABC para un programa semanal. Ello no hizo más que aumentar la popularidad de Disney y convertirlo en un icono en todo el mundo. La empresa ya era por aquellos años una auténtica corporación que obtenía beneficios escandalosos y que vendía dibujos animados y películas en todos los países del mundo. En ese momento Walt se da cuenta de que él, por sí mismo, es un marca y decide explotar su propia imagen. Apartir de ahí decide dejar de lado la productora y se dedica a generar dinero para la empresa.
Sin su supervisión directa, la empresa desciende algo en sus índices de calidad. Películas como La Bella Durmiente (1959), 101 Dálmatas (1961), Merlín el Encantador (1963) o El Libro de la Selva (1967) serían algunos de esos títulos provistos destacables, pero sin la chispa y el ingenio de los primeros proyectos de la casa. Durante esa época, Walt sólo se involucra directamente en el rodaje de Mary Poppins (1964), cinta que mezcla imagen real con dibujos animados y que supuso toda una revolución técnica en la época. La película recibió trece nominaciones a los Oscar.
El final
A finales de 1966 se le diagnosticó un cáncer de pulmón causado por su larga trayectoria como fumador. El médico informa a la familia de que a Walt le quedan seis meses de vida y que la enfermedad no tiene solución. El 15 de diciembre de 1966, a la edad de 65 años, muere en el Hospital de Florida. Es el final del más grande de entre los grandes.
Silly Symphonies
En el año 1927 El cantor de jazz introduce por primera vez el sonido en el cine. En muy poco tiempo, las películas que no tenían diálogos, música o efectos sonoros que acompañaran a la acción quedaron completamente obsoletas. Walt Disney vio enseguida la trascendencia de esta nueva tecnología que permitía la combinación de la imagen con el sonido. Esta mezcla se adaptaba perfectamente a la idea de los dibujos animados que él defendía. Consideraba que para crear dibujos modernos que despertasen el interés de los espectadores era necesario que aparecieran diálogos. Después de sus primeros cortos de Mickey Mouse, empezó a producir cortos con sonido con el personaje. En 1929 su éxito (el ratón era doblado por el propio Disney con voz de falsete) era indiscutible.
Los fondos musicales se convirtieron en algo fundamental dentro del cine sonoro, y Disney decidió contratar a Carl Stalling, un compositor proveniente del mundo del teatro. Es en ese momento cuando a Disney se le ocurre la idea de crear una serie de cortos de dibujos animados en los cuales la composición musical fuera lo más importante de la película. Se trataba básicamente de crear un audición musical de los temas musicales. Más que explicar historias concretas, la primera intención de Disney fue que los cortos produjesen un determinado estado de ánimo en el espectador. De esta manera nacen las Silly Symphonies (Sinfonías Tontas). Como los distribuidores no tenían mucho entusiasmo en la idea, se decidió que para promocionar la nueva serie se utilizaría la imagen de Mickey Mouse que aparecía en los carteles con la frase: "Mickey Mouse presenta una Silly Symphony de Walt Disney".
La primera de estas sinfonías animadas fue The Skeleton Dance (El baile de los esqueletos). La música que se interpreta es la Marcha de los enanos de Edvard Grieg. Se trata de un corto en blanco y negro que pretende transmitir una sensación macabra y divertida a la vez, mediante la improvisada danza de cuatro esqueletos que salen por las noches de sus tumbas. La animación fue a cargo del socio de Walt Ub Iwerks.
El corto fue un éxito total que provocó que entre 1929 y 1939 se realizarán 66 Silly Symphonies. Las más importantes fueron Primavera, Las melodías de la mamá oca, El patito feo o La araña y la mosca. De todas ellas la más importante fue Los tres cerditos. Estrenada en 1933 tuvo un éxito increíble. La clásica canción “¿Quién teme al lobo feroz?” se convirtió en todo un símbolo.
Cronología
1901. Nace Walter Elías Disney en Chicago, Illinois.
1918. Se alista al ejercito en el cuerpo de ambulancias de la Cruz Roja.
1923. Con su hermano Roy y su amigo Ub Iwerks montan un pequeño estudio en el garaje de su tío Robert, fundando el estudio Disney Brothers Studio.
1924. Crea Alice Comedies, una serie en la que se combinan los dibujos con la acción real.
1927. Disney y Ub Iwerks crean a Osvaldo el conejo de la suerte. Más tarde, el distribuidor se quedaría con los derechos del personaje.
1928. Nace Mickey Mouse, apareciendo en la película Steamboat Willie en el 79th Street Theatre de Nueva York, el 18 de noviembre. Hasta hoy, la Walt Disney Company celebra el cumpleaños de Mickey en esta fecha.
1929. Se exhibe la primera de las Silly Symphonies, The Skeleton Dance. Comienza la aparición de artículos a la venta con motivos Disney.
1937. Los Estudios Disney cuentan con cientos de empleados. Se crea el primer largometraje de dibujos animados de la compañía, Blancanieves y los Siete Enanitos.
1940. Walt Disney Productions se traslada a Burbank y allí nacerá, Pinocho y Fantasia.
1950. Disney hace su entrada en el mundo de la televisión con La Isla del Tesoro.
1952. Walt fundaría WED Enterprises para diseñar el parque de Disneyland.
1955. El parque Disneyland se inaugura en Anaheim, California.
1964. Se estrena la película Mary Poppins.
1966. Muere el 15 de diciembre de un colapso circulatorio agudo provocado por el cáncer de pulmón que padecía. El funeral fue tal como lo había especificado Walt: privado. El cuerpo fue incinerado, y sólo la familia inmediata presenció
el sencillo oficio en el Parque Forest Lawn, de Glendale (California).
La música de Disney
La música quedó incorporada a las películas de Walt Disney desde el momento en que acabó de filmarse Steamboat Willie. La música tenía tanta importancia en aquellas primeros filmes que el dibujante y el músico trabajaban en la misma mesa. En el despacho, había un piano y atriles, de tal manera que muchos lo llamaban “el auditorio”. En aquella época, la música era un tirano. El músico hacia las canciones y sugería determinados acompañamientos musicales que, muchas veces, condicionaban al dibujante.
Las canciones eran normalmente tonadillas populares como El lobo feroz, Old McDonald, etc. Alguna vez se aventuraban por los terrenos de la música clásica. Pero hasta que el compositor Frank Churchill consiguió su gran éxito con El lobo feroz en la película Los tres cerditos, no se percataron los productores de la gran importancia que tenía la banda original de la película. Por primera vez, toda la acción de una película de dibujos animados se sincronizaba a una banda musical completa. Diez años más tarde el mundo podría contemplar los frutos de este hallazgo en la película musical titulada Fantasía.
Puede que Walt Disney oyera por primera vez El aprendiz de brujo en algún lugar de Hollywood. La pieza le pareció atractiva porque contaba una historia y tenía “garra”. Walt Disney compró los derechos para un cortometraje del ratón Mickey, pero la película resultante duraba unos quince minutos y había que acortar seis o siete minutos para adecuarse a la duración de un corto, aunque la música y la historia sufrieran por ello. Entonces Walt Disney conoció a Leopoldo Stokowsky en una fiesta de Hollywood, y éste se ofreció para dirigir El aprendiz de brujo. Stokowsky fue al estudio y quedó entusiasmado por el trabajo que se estaba realizando con "Mickey y “el brujo”. Con el entusiasmo de Walt Disney y Stokowsky surgió la idea de hacer una antología animada de piezas clásicas. Para servir de enlace entre Stokowsky y Walt Disney llegó a Hollywood Deems Taylor. Como Stokowsky explicaba en una articulo, “al hacer Fantasía, la música sugería los ademanes, el colorido, los dibujos, la velocidad, el tipo de movimientos de todo los que debía verse en pantalla. Walt Disney, y todos nosotros, creíamos que para cada bella composición musical tenía que haber bellos fotogramas. La música, por su propia naturaleza, es un movimiento constante y ese movimiento evoca cada gesto”.
Walt Disney, así como la mayor parte de los creadores cinematográficos que trabajaban en el largometraje, no eran músicos. Aportaban a la música su propia imaginación. Algunas de las secciones musicales sugerían de inmediato temas gráficos. La sinfonía pastoral, de Ludwig van Beethoven, se convertía en una fauna de centauros y cachorros de centauro interrumpida por el rayo de los dioses. La Consagración de la primavera, de Igor Fyodorovich Stravinsky, era una escena en la que monstruos prehistóricos luchaban entre sí. La danza de las horas, de Amilcare Ponchielli, sugería un ballet cómico de avestruces, hipopótamos, elefantes y cocodrilos. La tocata y fuga en La Menor, de Johann Sebastian Bach, era algo totalmente diferente. “Aquí nos la veíamos con música pura”, explicaba Walt Disney. “No teníamos más historia que contar que la que saliera de nuestra imaginación. Por lo tanto escuchábamos una y otra vez la música para ver qué imágenes se generaban en nuestras mentes”.
Autor: Cristina Sardà Pérez
Cristina Sardà Pérez es diplomada en Magisterio e ilustradora.

