Entrevista a Raúl Santiago Campión

Raúl Santiago Campión es Doctor en Ciencias de la Educación. Profesor Titular Interino del Área de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de La Rioja.
Raúl Santiago Campión es un profesor de la Universidad de La Rioja que ha apostado fuerte por la metodología flipped classroom (FC). Sin duda la FC está de moda, pero ¿es una moda o ha llegado para quedarse?
Los profesores de todos los niveles educativos estamos acostumbrados a que cada cierto tiempo desembarque un término o un concepto nuevo y parece que tengamos que estar todos a la última moda. Yo creo que la flipped classroom siempre ha estado de moda, aunque no la llamásemos así. Me acuerdo de mis tiempos de estudiantes en EGB cuando muchos profesores impulsaban el estudio previo. Lo que ha cambiado es que la tecnología hace que muchas cosas que antes eran costosas, ahora se hagan de una forma mucho más sencilla y, desde luego, de una forma mucho más amigable, tanto por parte del profesor como del alumno. Pienso que la clase inversa está aquí para quedarse.
La flipped classroom puede adaptarse
a cualquier nivel de competencia digital
del profesor y para ello hay muchísimas herramientas
¿Qué futuro crees que le espera a esta modalidad de enseñanza aprendizaje? ¿Crees que será mayoritaria en el futuro o será una estrategia más que cohabitará con otras modalidades de aprendizaje?

Lo que se busca es precisamente la integración de todas esas modalidades de aprendizaje. De hecho, una de las tendencias que se pueden atisbar en los informes como el Horizon de Estados Unidos o los de la Unión Europea para el 2020 hablan de modalidades de aprendizaje con el uso racional de la tecnología. En la medida en que los profesores adecuen su forma de diseñar las clases con el uso de elementos tecnológicos en las aulas, lo que haremos será fomentar que se integren perfectamente estos modelos pedagógicos con las metodologías inductivas que ponen al alumno en el centro del aprendizaje. Yo pienso que habrá una cohabitación de diferentes modelos y que cada profesor tendrá que elegir cuál es el ecosistema que mejor se adecua a la naturaleza de sus alumnos, a la materia que imparte, a su propio conocimiento, etc.
En tus ponencias insistes mucho en que la clase invertida es una modalidad de aprendizaje y no una metodología, pero la implementación de la flipped classroom sin una metodología activa no tiene sentido. ¿Calificarías el aula invertida como un complemento idóneo, un catalizador del cambio educativo?
Sin ningún género de dudas. Más que un complemento yo lo considero el cauce pedagógico adecuado. Estamos hablando de cosas distintas: de metodologías didácticas de tipo inductivo o metodologías que, de alguna manera, no generen la diferenciación de los alumnos en función de sus inteligencias múltiples. Lo que hace la flipped classroom es aprovechar el tiempo de las clases para favorecer que sean un espacio de máximo aprovechamiento entre el profesor, los alumnos y los contenidos. La flipped classroom sin estas metodologías inductivas, sin estos métodos interactivos que tanto se llevan ahora, no tendría mucho sentido, porque para seguir haciendo lo mismo, antes y en clase, no hace falta embarcarnos en esta aventura. Y por otro lado creo que estas metodologías activas van a aprovechar muchísimo más el potencial del alumno si se trabajan a través del modelo de clase inversa.
¿Podríamos decir que la flipped classroom es una estrategia muy exigente en cuanto a las competencias digitales de los profesores?

Sin duda, pero creo que el enfoque no tiene que ser el de la competencia digital del profesorado, sino el de la competencia metodológica. Cualquier cambio, cualquier innovación en el aula va a obligar a que el profesor cambie su forma de trabajar. Lo que todos conocemos como salir de la zona de confort. En el momento que eso ocurra se va a enfrentar inevitablemente con la tecnología, porque para implantar un ABP o para trabajar las inteligencias múltiples va a recurrir a recursos que ya estén hechos o a crear sus propios materiales.
Evidentemente sí que la clase inversa exige mucho desde el punto de vista tecnológico por lo que respecta a la competencia tecnológica digital, pero también le exige mucho desde el punto de vista del cambio de metodología dentro de la clase. Esa combinación de elementos, tanto el conocimiento de la materia como el conocimiento tecnológico y el conocimiento metodológico, lo que se llama el modelo T-Pack, la tiene que tener muy presente y ser consciente que le va a requerir esfuerzo, tiempo y exigencia.
¿Estamos preparados los profesores para asumir ese reto?
Pues como se suele decir, en botica hay de todo. He tenido la suerte de poder visitar muchos colegios durante los tres últimos años y te encuentras tres grandes bloques de profesores. Por un lado los que están hipermotivados, que son conscientes del cambio, de que esto es una realidad a la que no pueden decir que no y que incluso ya van por delante de los formadores. Luego tendríamos en el polo opuesto a los inmobilistas que son a los que les va a dar igual lo que se haga porque no van a cambiar un ápice su forma de dar las clases; no diría ni de enseñar, de dar las clases. Y luego tendríamos un gran grupo al que tenemos que traérnoslos hacia los primeros. Profesores a los que hay que acompañar, trabajar con ellos poco a poco, marcarles retos que sean asumibles, hacerles ver que las tecnologías son algo amigable, que las sepan integrar dentro del aula y que encuentren un resultado inmediato a su uso. Si somos capaces de conseguir que este porcentaje de profesores acepte el juego de los innovadores iremos en la buena línea.
¿Para aplicar la clase invertida hay alguna herramienta tecnológica imprescindible? ¿O por el contrario cada docente puede adaptar la metodología a sus competencias digitales?
Fíjate qué sencillo sería que profesores que tengan una competencia digital muy limitada, por las razones que sean, que simplemente localicen, dentro de los innumerables servidores educativos que existen, un vídeo de una duración determinada que pueda servir para que el alumno trabaje antes de ir a clase. Eso ya sería un logro para muchos de ellos. Por tanto, ya tendríamos ahí un primer nivel de aceptación. También deberíamos conseguir que otros profesores que tengan una mayor competencia digital enriquezcan ese vídeo con una serie de preguntas y ya estaríamos en un segundo nivel. Y si quieres, luego podríamos tener un tercero donde el profesor crea su propio vídeo. La flipped classroom puede adaptarse a cualquier nivel de competencia digital del profesor y para ello hay muchísimas herramientas.
Hace poco hicimos una de las entradas más leídas en The Flipped Classroom. Fue, precisamente, 100 herramientas para invertir tu clase. Si hay 100, el profesor no necesita más de 4 ó 5, las que mejor le funcionen, las que sea capaz de dominar de una manera clara y que se acomoden a lo que necesita. No se trata de aprender a usar herramientas por aprender, sino de buscar soluciones a problemas que tienen los profesores en las clases: a interaccionar con los alumnos, que los alumnos estén más motivados, que aprendan algo antes de ir a clase, que interaccionen con ese contenido de una manera amigable...
Si buscamos soluciones tecnológicas a los problemas pedagógicos iremos en la buena línea. Yo soy antiformación TIC vacía de contenidos. Vamos a aprender PowerPoint: ¿pero para qué vamos a aprender PowerPoint? Vamos a aprender cómo editar un vídeo: ¿pero para qué vamos a hacer ese vídeo?, ¿cuánto va a durar?, ¿cómo va a ser?, ¿qué secuencias va a tener?, ¿cómo se va a estructurar? Esa tendría que ser la dinámica de la formación y de la competencia digital: buscar soluciones tecnológicas a problemas pedagógicos.
¿Qué aconsejarías a un docente o una docente que quiera iniciarse en la clase invertida?

Lo fundamental es pensar en los alumnos. Ese es el objetivo en el que tenemos que basarnos. En cada uno de nuestros alumnos y en el grupo de alumnos, que son dos elementos con los que se va a manejar. Y en función de los problemas que tienen mis alumnos y qué tipos de alumnos tengo, empezar a diseñar propuestas de contenidos, de selección de herramientas que permitan responder a esas necesidades. No perdamos de vista que no se trata de innovar por innovar. No se trata de poner pizarras o de poner tabletas, se trata de dar respuestas a problemas de aprendizaje que tienen nuestros alumnos en las aulas.
Y el segundo consejo que les daría es que vayan poco a poco, sobre todo aquellos que tienen una competencia digital más limitada. Que se planteen objetivos que sean capaces de asumir, pero que nunca paren. No podemos renunciar a esto porque no somos capaces de hacerlo. Todos somos capaces de hacerlos sin ningún género de dudas. Yo no conozco a profesores que no sean capaces de asumir alguna pequeña mejora, una pequeña innovación y hacer que sea continuada a lo largo del tiempo.
¿Crees que el problema de los deberes no es que haya que suprimirlos sino que se deben transformar para que realmente sean efectivos, y una de las formas de hacerlo es la clase inversa?
Sin ningún género de dudas. No se trata de suprimir los deberes o las tareas, se trata de hacer que sean relevantes. Pero yo diría eso mismo de la escuela. Hagamos que la escuela sea un espacio de aprendizaje relevante. Muchos niños van al colegio el primer día del curso y vuelven ya amargados. No puede ser que un chaval vaya ya con ese rechazo al colegio el primer día ¿Por qué ocurre? Porque el colegio no es un sitio de aprendizajes relevantes. Hagamos que todo sea relevante, que cuando vaya al colegio tenga la sensación de que el 80% o el 90% del tiempo le ha servido para aprender cosas.
Y en el caso de las tareas es clave. Estoy cansado de ver enunciados y descripciones de tareas que no sirven absolutamente para nada, sino que son una repetición de lo que ya se ha hecho y que ya se sabe. Yo creo que lo que tenemos que hacer es racionalizar la cantidad de tareas y deberes que se les manda a los niños, sabiendo que son algo necesario, pero también haciendo que la calidad de esos deberes sirvan para algo y que sirvan para que en la clase realmente se aproveche más el tiempo.
Muchos profesores ya están practicando algo parecido a la flipped classroom sin ser conscientes de ello. ¿Crees que esto demuestra la necesidad de cambio que se vive en las aulas? ¿Esto demuestra que la FC puede ser una buena solución?
Efectivamente. Recuerdo que cuando iba a la EGB tenía un profesor de matemáticas que realmente no explicaba mucho en clase. Explicaba lo que tenía que explicar, cuando lo tenía que explicar y a quien lo tenía que explicar. ¿Y cómo sabía qué, cómo y cuándo? Pues a través de unos ejercicios que nos enviaba para hacer en casa. Entre nosotros trabajábamos por pares, nos enseñábamos lo que no sabíamos y cuando creíamos que estábamos preparados sobre un tema concreto, nos examinábamos con él cara a cara. Y eso hacía que cada uno trabajara a su ritmo. Que los alumnos que tenían problemas de aprendizaje, lo pudieran solucionar antes, en clase con un compañero o con el profesor. Y eso lo hacíamos todo con cuadernillos en papel y lápiz. Esto no es, como muchas cosas que se plantean, la innovación. No hemos descubierto la rueda. Lo que estamos haciendo es ponerle las patas tecnológicas a una cosa que es de sentido común, que es: aprovechemos el tiempo fuera y en la clase.
Y esto no es tampoco del siglo pasado, sino que es de hace muchos siglos. Hoy hay muchas herramientas, por ejemplo, Socrative, una de las herramientas estrella de la flipped classroom. ¿Por qué Socrative, se llama Socrative? Precisamente porque permite que el alumno pregunte, que se pregunte cosas, que el profesor le pregunte cosas. Y que consigamos la máxima interacción para saber en qué punto está el alumno en un momento determinado, para que sobre esa evaluación diagnóstica tracemos un diseño de aprendizaje lo más personalizado posible. Efectivamente, no hemos descubierto nada, sino que lo que estamos haciendo es mejorar la concepción de la educación como algo personalizado teniendo en cuenta todo el potencial tecnológico que está de nuestro lado.
Existen experiencias de éxito con la flipped classroom en todos los niveles educativos y este monográfico es una prueba de ello. ¿Crees que la flipped classroom puede ser adecuada para cualquier nivel educativo y para cualquier disciplina? ¿En cuáles puede entrañar más dificultad implementarla?

El esfuerzo que habéis hecho de agrupar tantas experiencias es digno de mención, porque habéis conseguido experiencias del panorama educativo desde todos los niveles. Pero en los distintos niveles hay matices, por ejemplo en la Educación Infantil, en la que se va a trabajar mucho con los padres. De hecho algunas de mis alumnas del grado de Magisterio han realizado trabajos de fin de grado en los que utilizan la flipped classroom como una herramienta de formación de los padres y madres, para mejorar la competencia de la comunicación y la conexión entre la familia y la escuela, que deja mucho que desear en muchas ocasiones. En ese ámbito trabajaremos de una manera, en los primeros ciclos de Primaria trabajaremos de otra manera, en Secundaria y Universidad seguramente el planteamiento sea distinto. Incluso he visto la flipped classroom en autoescuelas, para obtener el carnet de ambulancia. En el fondo el planteamiento es el mismo: mejoremos las competencias clave antes, para que el aprovechamiento de la clase con el profesor y con los compañeros sea máximo. Lo que habrá que matizar precisamente es el qué antes, para el qué en la clase.
Uno de los recursos imprescindibles para los que estamos interesados en la clase inversa es el portal The Flipped Classroom. ¿Para quienes no conozcan este portal, qué les dirías que pueden encontrar en él?
Creo que una de las obligaciones, y además lo digo así: obligación de los profesores es no estar al margen de lo que está ocurriendo. Y para conseguirlo tenemos que formarnos y no pensar que porque ya acabamos la carrera en su día lo sabemos todo. Y la formación puede ser simplemente que dediquemos 5 ó 10 minutos cada día a leer algo. Y puede ser en el portal The Flipped Classroom o en muchos otros portales educativos, de los que vosotros recomendáis en vuestra revista, que son maravillosos, ya que muestran experiencias de los profesores, de la mano de sus protagonistas.
En el caso de The Flipped Classroom un profesor se va a encontrar tres cosas. Por un lado accederá a gran cantidad de recursos, de materiales, de herramientas que analizamos continuamente y que, de alguna manera, orientamos sobre su uso. En segundo lugar, va a encontrar un constructo teórico muy interesante y unas conexiones muy variadas de la flipped classroom con otro tipo de metodologías, de modelos, de planteamientos pedagógicos innovadores. Por último, experiencias. Hay cerca de doscientas experiencias de todos los niveles educativos de prácticamente todos los países de habla hispánica.
Es tan sencillo como suscribirse a cualquiera de esos portales, recibir esa notificación, echar un vistazo por encima y, si nos interesa, profundizar. Si hacemos eso todos los días estaremos ganando muchísimo en nuestra competencia y en nuestro desarrollo profesional.
En el monográfico tenemos un artículo de Manuel Jesús Fernández, que coordina un grupo sobre FC en Google +, ¿qué importancia le das a las redes sociales para que el profesorado pueda completar esta formación que comentabas?
Manuel Jesús es otro ejemplo claro de que un profesor de un instituto es capaz de dedicar parte de su tiempo a coordinar un grupo en el que prácticamente todos los días hay dos o tres experiencias, o dos o tres indicaciones, o incluso preguntas o sugerencias del profesorado. La redes son algo fundamental en la formación del profesorado. Además, podemos acceder a los contenidos de una manera muy rápida, lo podemos hacer en una tableta, en un teléfono... Puede ser un podcast, un infográfico, un hashtag en Twitter, una cuenta en Facebook... Hay infinidad de recursos a los que los profesores podemos acceder. Sólo tenemos que dedicar un poquito de nuestro tiempo, para localizar aquella persona como Manuel Jesús, o aquel otro editor que publica en tal o cual blog o foro, para seguirlo y enriquecernos con los que dice y seguramente enriquecer y aportar también nuestra propia experiencia.
La importancia de que los docentes estemos conectados.
Efectivamente. Y aprovecho para anunciar que a finales de abril de 2016 vamos a organizar el primer congreso europeo de flipped classroom, en Zaragoza y lo vamos a hacer conjuntamente con the Flipped Classroom network, la red americana. Entre otros vamos a contar con la presencia de Jon Bergmann y Aaron Sams, que ya sabéis que son los ideólogos del modelo.
Muchas gracias, Raúl.

Autor: Raúl Reinoso Ortiz
Profesor, investigador y divulgador tecnológico. Alma mater y promotor del proyecto Aumenta-me de Realidad Aumentada en Educación de Espiral, Educación y Tecnología.